
Wellington, capital de Nueva Zelanda, es el punto de entrada ideal para descubrir el país y su cultura. Con su tamaño asequible y la riqueza de su patrimonio, la ciudad sabrá cómo seducirte y hacer que no te quieras marchar.
Como toda capital que se precie, Wellington ofrece una amplia gama de museos, que harán las delicias de todos, especialmente si viajas con tu familia- Empieza a descubrir la capital y la cultura neozelandesa con el museo más bonito del país, el Te Papa, conocido en todo el mundo. Es divertido, educativo, histórico, y por si fuera poco, gratuito. Faltan calificativos para describir la calidad de este lugar único, que habla tanto de la historia de los maoríes como de los cambios tecnológicos y sociales de Nueva Zelanda desde la llegada de los primeros europeos. Merece que le dediques al menos medio día.
Si todavía tienes más ganas de cultura, ve al waterfront (paseo marítimo) y descubre el museo del deporte o el de la ciudad: sus exposiciones, tanto las permanentes como las temporales, son siempre interesantes. Más anecdóticos pero también interesantes son los museos de la policía o del tranvía. Gustarán a los más pequeños. Para los adultos, recomiendo un tour por el Parlamento, Los cinéfilos estarán encantados en la Weta Cave, donde encontrarán esculturas de los héroes del Señor de los Anillos.
Durante tu viaje por Nueva Zelanda, verás que la vida nocturna cambia mucho dependiendo de dónde estés. De la animación de Queenstown o Dunedin pasamos a la "nightlife" casi inexistente de casi todo el sur... Wellington tiene la suerte de contar con sitios de calidad para salir a divertirse, bailar, escuchar buena música, tomar copas, conocer gente... ¡En estos locales puedes tener, si quieres, una noche "salvaje"!
Esta "nightlife" se concentra básicamente en dos calles: Cuba Street y Courtnay Place. La primera tiene más variedad de locales y además encontramos muchos pequeños restaurantes, cafeterías, bares y pubs. La parte de Cuba Street que da al Waterfront es una zona peatonal muy animada, mientras que la otra parte es algo más tranquila y de ambiente más íntimo.
Courtnay Place, a su vez, es el sitio perfecto para los juerguistas que adoran ir de bar en bar y bailar toda la noche bailando. Las dos calles se complementan en cierto modo, pero ambas son apuestas seguras. Sobra decirlo: ten cuidado con ir solo/a por la calle a altas horas de la noche: como en cualquier sitio, hay que ser prudente.