Tekapo es un pueblo pequeño con poco más de 300 habitantes, animado durante el día con la llegada de turistas, y tranquilo al caer la noche. En este pueblo no hay nada especial que hacer, salvo visitar su preciosa iglesia, al borde del lago.
Tekapo supone una parada agradable durante tu viaje por Nueva Zelanda. Me gustó vagar por las orillas de su largo turquesa, admirando la impresionante vista de los Alpes Neozelandeses. Si te gusta la pesca, podrás esperar tranquilamente sentado y disfrutando de la vista, mientras esperas que un pez muerda el anzuelo.
¡Por la noche, túmbate sobre la hierba y contempla las estrellas! Tekapo es un perfecto puesto de observación de la Vía Láctea, con un cielo claro y poco contaminado. Si quieres saberlo todo sobre las constelaciones, infórmate sobre las veladas que propone el observatorio Mont John. Si llegas durante un periodo de luna llena, como fue mi caso, no podrás ver las estrellas, pero sí contemplar la magnífica ascensión de nuestro satélite, con su imagen reflejada en el lago...
Tekapo se viste con tonos azules, que cambian según el tiempo. Se trata del segundo mayor lago de la isla sur de Nueva Zelanda. Al pie de los Alpes Meridionales se extiende el paraje del lago: una imagen de postal que combina el verde de las praderas, el amarillo de la vegetación, el azul del agua y el marrón de las montañas... Esta visión ha quedado fijada en mi memoria.
La excursión Cowans Hill bordea primeramente el río, después llega hasta el bosque y supera una colina que domina el lago Tekapo. Esta excursión resulta bastante fácil de hacer, y durante ella pude subir a gran altura y disfrutar de la vista sobre el lago y la región. No olvides detenerte en la Iglesia del Buen Pastor, precioso templo a la orilla del lago.
Más tarde, me dirigí al observatorio Mont John, emplazado a pocos kilómetros de la ciudad, sobre el lago. De noche podrás observar las estrellas y la Vía Láctea. Tekapo tiene fama de ofrecer el cielo más puro del país, ideal para los estudios astronómicos.