A pesar de un tiempo inestable en mi paso por Coromandel, me sedujo la península, sus playas desiertas y sus senderos de excursión. La playa de Opito Bay al este de Coromandel, apartada de las rutas señalizadas, resulta una auténtica delicia. Allí pude pasar la noche así como admirar una magnífica puesta de sol, sin nadie por los alrededores. La ruta sinuosa que lleva hasta allí es genial.
Me encantó la Kauaeranga Kauri Trail, hermosa excursión que puede durar entre 5 y 7 horas, y que llega hasta los Pinnacles, formaciones calcáreas similares con forma de espina dorsal. La excursión lleva por un sendero que en otros tiempos se usaba para explotar los bosques de kauris. Los impresionantes escalones tallados en piedra, algunos campos y antiguos raíles aún recuerdan este periodo.
Caí rendida ante los encantos de Cathedral Cove, un pequeño rincón de paraíso al este de Coromandel. Por el contrario, me decepcionó algo Hotwater beach, literalmente invadida por turistas, demasiados para mi gusto; antes había probado las fuentes termales poco turísticas de Spa park en Taupo.
Coromandel es una magnífica península que atrae a muchos turistas tanto nacionales como internacionales. Cuando estés en Nueva Zelanda, escucharás hablar pronto de la Cathedral Cove, o de Hot Water Beach (piscinas naturales de aguas termales). De hecho, estos dos puntos muy turísticos merecen nuestra atención. El primero por la belleza del entorno y para disfrutar de la playa, y el segundo para probar la experiencia de cavar tu piscina de agua caliente recién descubierta por la marea baja.
Sin embargo, Hot Water Beach me decepcionó un poco. De hecho, me gustan los lugares inusuales, alejados de los circuitos convencionales, y al allegar me topé con una horda de turistas, 15 en un minúsculo agujero...
El resto de mi estancia en Coromandel fue más tranquila, al norte de Coromandel Town, un pequeño pueblo apacible con casas coloniales. Aconsejado por gente de la zona, me acerqué a la playa de New Chums Beach, que tras unos 30 minutos caminando, comienza a resultar ser un pequeño trocito del paraíso aislado de toda la civilización.
Por último, para los amantes a la pesca, recomiendo ir a las rocas cerca del mar y poner manos a la obra para encontrar la cena. El "snaper", la dorada en español, es una auténtica delicia sobre todo cuando está recién capturada. En Nueva Zelanda no hace falta tener un permiso para pescar en el mar, así que disfruta.