Parada imprescindible en la costa oeste de la isla del sur de Nueva Zelanda, el glaciar Franz Josef se cuenta entre los más raros ubicados a menos de 300 metros por debajo del nivel del mar. Por lo tanto, es de fácil acceso y muchos turistas acuden a verlo cada año.
Sin embargo, tras una caminata de una hora por el valle, me sentí bastante decepcionado al no poder acercarme realmente a él. Lo cierto es que el calentamiento gobal y el exceso de visitantes en el lugar han producido el retroceso del galciar, que ha perdido varios kilómetros en el espacio de algunos decenios. No obstante, el valle por el que esparce sus tonalidades azuladas es asombroso.
Te recomiendo aprovechar el fin del día para ir a las "hot pools" de Franz Josef Village, y así relajarte en las piscinas de agua caliente. Un remedio perfecto para los que hayan forzado su marcha y comiencen a sentir los primeros calambres.
Por último, quienes no hayan podido ver todavía un kiwi auténtico (el animal por supuesto, no los habitantes), podrás acercarte al Wildlife Center, un centro de incubación de kiwis. Después de haber tenido la suerte de observarlos en la naturaleza, no sabría decirte cómo son en este centro, pero tal vez sea la única oportunidad de verlos en la vida real.
Las primeras imágenes que me vienen a la mente cuando pienso en el Franz Josef Glacier, son las de las hordas de turistas que caminaban en dirección al glaciar. Todo amenizado con el ruido de los helicópteros. El acceso al glaciar Franz Joseph es bastante fácil (unos cuarenta minutos desde el parking), el lugar atrae a las masas.
Si te pasa como a mí, y te contentas con hacer el paseo hasta el glaciar, te quedarás tal vez con un poco de ganas de más. De hecho, al contrario que el glaciar Fox, no te puedes acercar hasta el pie del Franz Josef, y las vistas del coloso siguen apareciendo muy lejanas.
Para explorarlo desde más cerca, infórmate en el pueblo de las numerosas compañías que ofrecen caminar sobre el glaciar. Te proveerán todo el equipo necesario y te guiarán por el hielo.
Si te gustan las caminatas, acércate a Okarito, a unos treinta kilómetros de Franz Joseph. Allí podrás hacer un bonito paseo por el mar. A lo lejos tendrás unas hermosas vistas de las montañas nevadas.