Obligatoriamente quedarás impresionado por la belleza y la historia de la catedral de Echmiadzín que se encuentra enfrente. Originalmente construida en el siglo III de nuestra era, fue reconstruida en el siglo IV para convertirse en la iglesia que tenemos ante nuestros ojos hoy en día, lo que la convierte en la catedral más antigua del mundo. Destruida y restaurada a lo largo de los siglos, forma parte del patrimonio mundial de la UNESCO.
La catedral de Echmiadzín es una visita imprescindible de todo viaje a Armenia, principalmente por la belleza de su arquitectura, pero también por su peso en al cultura armenia, sobre todo en la cultura religiosa. Me acuerdo de una multitud bastante grande y exaltada que iba en peregrinaje hasta este importante lugar santo.
La iglesia apostólica armenia es una corriente de la iglesia cristiana ortodoxa oriental.
Es posible visitar la catedral de Santa Echmiadzín, que domina en el ámbito religioso y ocupa gran parte de la ciudad. Sin duda, los aficionados a la arquitectura disfrutarán de este edificio. Las mujeres deben cubrirse el pelo antes de entrar en la iglesia. Si tienes tiempo, visita el museo del monasterio y así podrás comprender mejor la cultura espiritual del país.
Me encontré con un grupo de jóvenes que se ofrecieron a hacerme una visita guiada por la ciudad. Los armenios, incluso las generaciones más jóvenes, están muy orgullosos de su cultura y quieren compartirla. Pasé un rato muy agradable con ellos.
Además, aproveché para pasearme por todo el recinto del monasterio, que es la oportunidad perfecta para descubrir una nueva cultura religiosa.
Para terminar el día, te aconsejo que vayas al mercado y pruebes algunas de las especialidades locales. Especialmente el «kufle», muy popular en Etchmiadzín: una especie de albóndiga de ternera. ¡Pruébalo!
San Etchmiadzin es un lugar que no te dejará indiferente. En medio de un conjunto de monasterios, capillas y diferentes lugares sagrados, uno se encuentra a menudo en situaciones inesperadas. Durante mi visita me crucé con un grupo de jóvenes de un seminario que iban repitiendo una misa polifónica. También me vi en medio de un bautizo sin que nadie pareciera molestarse. Lo que más sorprende al viajero extranjero es comprobar que San Etchmiadzin es un lugar en el que se vive de verdad. Las parejas se pasean, los estudiantes vienen y trabajan en la sombra de los árboles, familias se juntan para celebrar ocasiones especiales. En resumen, me acerqué a un edificio declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y me encontré presenciando escenas de la vida totalmente auténticas.
Estas anécdotas no deben hacerte olvidar la belleza de la catedral que está repleta de detalles arquitectónicos que pertenecen a varios períodos, además de lo elementos singulares de la arquitectura religiosa armenia. Lo has entendido, la visita de San Etchmiadzin es imprescindible durante tu recorrido por Armenia.