A sólo tres horas en coche de Antananarivo y Tamatave por la RN2, la reserva es una manera fácil de acceder a gran parte de la biodiversidad de Madagascar: hay 11 especies de lémures, incluyendo los makis vari y el indi indri (en peligro de extinción), muchos anfibios y cerca de 300 plantas medicinales.
Si llegas por la noche, es mejor confíes cien por cien en tu guía, ya que te llevará a esta ruta en medio de la oscuridad. Te preguntarás cuáles son las orientaciones en las que tu guía se basa para encontrar la ubicación. Es una pregunta legítima, sobre todo en la primera visita. Total, que esta excursión sólo se aconseja a los aventureros de verdad..
Lo primero que verás a la luz de los faros del vehículo es a un pequeño grupo de hombres que se mueve agitadamente, y te preguntarás qué es lo que pasa. Necesitarás no menos de 45 minutos a pie hasta llegar al Relais du Naturaliste. Los guías y porteadores te ayudarán a llegar hasta ahí..
Tendrás que avanzar en noche cerrada por un camino estrecho, con la ayuda de tu linterna. Esta excursión atípica te dará la sensación de ser poco menos que un contrabandista intentando cruzar una frontera.
Pero cuando sea de día tendrás la sensación de haber llegado a un paraíso escondido, tal es el espectáculo de la naturaleza que te espera. Es una selva tropical con tonos verde esmeralda. Posiblemente la imagen más bonita de tu viaje a Madagascar.
A primera vista, es como una reconstrucción a tamaño real de una revista tipo "Naturaleza y Vida Salvaje". Los pájaros cantan, el agua de la cascada cae con un sonido relajante, y las estructuras de alojamiento, construidas en madera, están totalmente integradas en el entorno.
Hay un albergue con capacidad de 22 personas, tres bungalows individuales hechos de falaf (hojas del árbol del viajero), y siempre tienes la posibilidad de plantar tu tienda. Las comidas se sirven en un gran refugio abierto en el bosque, con una chimenea cerca de la "sala de estar", especialmente adaptada para grupos (también escolares).
El "Relais du Naturaliste" acoge a todos los visitantes, ya sea para estancias cortas o largas, y muy especialmente en el contexto del ecovoluntariado y los proyectos solidarios o de investigación.
Con la firma de un contrato de gestión renovable de 25 años con el Ministerio de Aguas y Bosques, la ONG malgache L’Homme et l’Environnement trabaja para la conservación las especies y la regeneración del bosque Vohimana, el cual perdió más del 50% de su supercicie entre 1962 y 2002. Especializada en la preservación de la biodiversidad y en la inclusión de las poblaciones locales menos favorecidas, la ONG se ha dedicado a sensibilizar a los habitantes de la necesidad de proteger el medio ambiente, a través de acciones colectivas de conservación.
Vohimana se compone de 5 pueblos agrupados, con aproximadamente 1000 habitantes organizados en comisiones (porteadores, artesanos, guías, agricultores) que organizan actividades para los visitantes (pesca, agricultura, trenzado de palma, observación de la fauna y flora, etc). También podrás visitar el taller destilería de aceites esenciales, la guardería, el jardín orgánico o el jardín medicinal. Te esperan muchos descubrimientos interesantes.
Este proyecto no sólo es una actividad económica sostenible para la población local, sino también una alternativa a la tala y quema.
La reserva de Vohimana conserva muchas maravillas salvajes, al contrario que en los parques nacionales de la Isla Grande, que atraen a los turistas en medio lémures casi domesticados por completo.
Un paraíso para los investigadores, que disfrutarán tanto los con recursos naturales como con la tranquilidad del entorno. Vohimana es un sitio que tiene más posibilidades que la mera práctica de la supervivencia :) Sigue a tu guía, que te llevará a un bosque primario único, hogar de muchas especies endémicas, algunas en peligro de extinción.
Entre las más amenazadas esté el indri indri, el más grande de los lémures, que seguro que podrás ver. Con su grito ronco y poderoso, parecido a una queja, y con la agilidad para saltar de rama en rama a pesar de su peso, tu encuentro con este animal será sin duda muy especial.
Aunque su aspecto inspira simpatía, tu intercambio con el indri será más bien breve, pero suficiente para tener un recuerdo de tu encuentro con el mayor mamífero carnívoro de Madagascar.