Entre el mar y la montaña, el valle del Sambirano, un río que nace en el macizo de Tsaratanana y que tiene su desembocadura al sur de la ciudad de Ambaja, goza de un clima cálido y húmedo, muy favorable para el cultivo de numerosos productos agrícolas. Al alojarte en esta región del norte de Madagascarformarás parte de un proyecto de turismo solidario basado en el intercambio cultural que reporta a los poblados locales un beneficio económico gracias a la financiación de iniciativas de desarrollo sostenible.
Los alrededores de esta gran llanura fértil ofrecen una diversidad de paisajes que se adaptan a todo tipo de actividades: senderismo, rutas en bicicleta o incluso piragüismo, actividad mediante la cual podrás descubrir los rincones más recónditos de la región. ¡Un destino ideal para los viajeros ávidos de aventuras!
Todo un homenaje a los viajeros más contemplativos, que sabrán apreciar la belleza del vuelo de una garza a ras del agua o los colores resplandecientes que proyectan las puestas de sol sobre el río, majestuoso y lleno de vida. En la reserva de aves que se encuentra junto a Andranomandevy, observarás numerosas garzas, garcetas, ibis, cormoranes o cercetas hotentotes desplegando sus alas en una danza que evoca serenidad y levedad.
Lo ideal es aprovechar el frescor de la mañana para comenzar la ruta de 25 kilómetros (alrededor de 4 horas) que conecta Andranomandevy y Antanambao. Los senderos discurren entre árboles de cacao, en ocasiones a través de bonitos arrozales en las faldas de las montañas y en ocasiones atravesando grandes extensiones de arena, resultado de la erosión del terreno. Sin embargo, el esfuerzo se ve rápidamente recompensado, tanto por el paisaje que se puede admirar desde lo alto de las colinas, como por las múltiples ocasiones que tendrás de refrescarte en el río a medida que vayas pasando por los distintos poblados. Estas pausas para bañarse destilan un cierto aire bucólico y además te regalarán momentos muy agradables en un escenario digno de las mejores postales.
Entre el río y la tierra se encuentran los manglares, el ecosistema típico de las zonas fluviales, que rebosa de riquezas que descubrirás al ritmo de las mareas. A los pies del pueblo de Antsahampano, una antigua factoría colonial, el laberinto de mangles invita a la exploración de estos extraños árboles, medio terrestres medio acuáticos.
Aparte de los lugares sagrados, los lagos y los ríos cargados de historia y leyendas, en el valle del Sambirano se perpetúa un estilo de vida ancestral. Aunque Ambobaka debe su reputación a sus curanderos, la artesanía también juega un papel esencial en sus poblados. Maestros herreros y los bordadores siguen demostrando la validez de la técnicas artesanales tradicionales, que perduran desde hace siglos.
En el campo, en función de la estación del año en que realices tu visita, los campesinos te invitarán a observar cómo esculpen con sus cultivos las faldas de las montañas, fruto de su perseverancia y coraje. Ocupa una posición insignificante a nivel de producción mundial, pero el cacao de Madagascar , probablemente uno de los más reputados por su aroma, procede en gran parte de la región de Ambaja. Mediante la diversificación de su producción (café, cacao, vainilla...) y con vistas a repartir equitativamente los productos de primera necesidad, la organización francesa ADAPS (asociación para el desarrollo de la agricultura y el campesinado) ha creado una filial de comercio justo en esta región, que es un auténtico jardín tropical. Visitar las plantaciones y las instalaciones concebidas para la producción del cacao ayuda a comprender mejor el desarrollo de la agricultura y el campesinado, resultado de un enfoque que favorece la cultura tradicional y familiar en contraposición a las grandes producciones industriales.
En el valle del Sambirano, hay un gran número de cooperativas y asociaciones que han desarrollado proyectos de ecoturismo en todo tipo de sectores. Algunas de ellas centran sus esfuerzos en la agricultura (ADAPS y AFDI) y representan una ayuda comunitaria fundamental para los campesinos y productores, otras, en la artesanía (FIVEMI y su asociación de bordadoras) y otras en el medio ambiente (FANIRY), ejerciendo, por ejemplo, labores de reforestación.
Otras, por su parte, actúan en favor de la educación y la sanidad. Esa es precisamente la función de FRAMA, que da soporte a la escuela primaria del pueblo de Ambobaka mediante un programa de sensibilización medioambiental y la creación de un jardín botánico de plantas medicinales. Además de ser toda una referencia en el mundo de la medicina tradicional, Ambobaka se ha granjeado una gran reputación gracias a la construcción de un centro de salud gestionado por una asociación de curanderos y tradiprácticos.
Aparte de varias infraestructuras creadas para alojar turistas, como los eco-albergues, se han desarrollado diferentes proyectos que favorecen un intercambio espontáneo y amable con los lugareños. Te invitarán a los desayunos preparados por las mujeres del poblado en el que te encuentres, antes de la tradicional presentación de los trabajos de bordado y de los productos locales (vainilla, pimienta, canela, jengibre...) o la visita guiada a las plantaciones de cacao.
Estas jornadas de intercambio cultural durante una estancia repleta de nuevos descubrimientos suelen finalizar con una velada en la que se reúne todo el poblado. A lo largo de la noche se comentan los momentos más divertidos de la jornada, en un ambiente distendido en el que comprobarás de primera mano la amabilidad y la generosidad que caracteriza a los lugareños... ¡En esos momentos, el “Vazaha”, es decir, el invitado de honor, es tratado como un auténtico rey!