
Había oído hablar de pastores de renos en Mongolia y estaba impaciente por conocerlos.
Perdidos en el medio de la Taiga, al norte de Mongolia, es difícil encontrar a este pueblo. Es una inmersión total en otro mundo, otra forma de ver la vida que merece la pena tomarse el tiempo de conocer.
En Ulaanbaatar me encontré con una amiga mía que es una ferviente "couchsurfer".
Para nuestra alegría, el hombre que acogió en su casa tenía familia repartida por toda Mongolia, conocía muy bien el campo, y nos organizó unos tours estupendos a cambio de una modesta remuneración.
Así que salimos, para tras dos días de ruta en coche más 9 horas en caballoir a conocer a los Tsaatan, al norte de Mongolia.
Después del tercer día, cansados, por fin llegamos al bosque. Nuestro guía parecía estar en alerta. Y de repente, entre los árboles, emergió un hombre montado en un reno, con un gran abrigo. Nos guió hasta su hogar provisional, "la casa de la primavera".
Los Tsaatan, dependiendo de la época y sus necesidades, pueden cambiar de lugar hasta dos veces al día. Pero, en general, tienen cuatro áreas fijas donde se asientan, una para cada estación.
Son un pueblo generoso y muy hospitalario. Después de una comida a base de carne de reno y de pasta casera, hecha en el tipi familiar, exploramos los alrededores.
En el medio del bosque, el campamento estaba compuesto por dos tipis -incluyendo la nuestra- un recinto para los renos, un lugar para cortar madera y un espacio abierto para atar los renos cuando no estaban en el establo. Y eso es todo lo que había. Desconexión total.
En invierno, derriten la nieve para beber agua. En verano, se abastecen del río. El padre, Maxwell, caza ciervos. Todos los días se come reno, a veces vacuno, pero siempre con pasta o arroz. Hacen incluso pan casero. Las únicas "verduras" son cebollas y patatas.
Los niños, cuatro en la familia que nos acogía, van a la escuela. Es obligatorio ir hasta los 13 años, entonces pueden elegir seguir con los estudios o seguir la vida nómada de sus padres. En nuestra familia, el segundo hijo había elegido la vida de nómada. El primogénito había decidido continuar los estudios, y los dos últimos, de 7 y 12, iban a la escuela.
Hay más de 63 familias Tsaatan en la Taiga, y nos dicen que en invierno todo el mundo vive en "su zona", pero que en verano suelen agruparse. Cada familia tiene perros que sirven para ahuyentar a los lobos, que abundan en la región.
Me encantó vivir así, desconectado del mundo, y ver a estas personas felices porque sí, contentos de compartir lo poco que tenían. Los intentos de comunicación en inglés dieron como resultado unas buenas risas, y al final recurrimos a la mímica
. Disfruté de un paseo en reno hasta la cima de la montaña: una vista magnífica. Ir en reno es muy cómodo. Hace ruiditos muy divertidos.