Hay que decir algo como preámbulo: Idjevan no cuenta con ningún punto de interés especial que atraiga la atención de los turistas. Pero esta pequeña capital regional posee otros atractivos. Al llegar de las duras tierras altas del lago Sevan, me llamó la atención la dulzura de Tavush, la "Suiza armenia", muy popular como lugar de vacaciones durante la época soviética. Idjevan, como un pequeño centro muy activo de la región, permite disfrutar de todas las ventajas de la zona.
Alrededor de Idjevan se extienden las magníficas montañas de la cordillera de Idjevan y la de Nalteket. A 755 metros de altitud, la ciudad de 21.000 habitantes es una auténtica aldea de montaña, rodeada de bosques de pinos. Idjevan es la base ideal para hacer excursiones por esta abundante naturaleza. El santuario del Estado de Idjevan es un magnífico parque nacional, y algunos lugares como el cañón de Yenokavan son verdaderas joyas paisajísticas.
Desde Idjevan me encantó visitar los símbolos de la arquitectura monástica armenia, como casi siempre, enclavados en hermosos entornos naturales. Kirants, Makaravank o Arakelots son algunos sitios asombrosos.