
Para disfrutar de una introducción inusual a la cultura de los vaqueros colombianos, nada mejor que quearse en Villavicencio, apodada "la puerta de los Llanos". Mezcla de cultura llanera y efervescencia cultural, Villavicencio sigue estando alejada de las masas de turistas y continúa siendo un lugar privilegiado para aquellos que quieran alejarse de las rutas convencionales.
A 3-4h de Bogotá, Villavicencio hace el papel de entrada de los Llanos, estas vastas llanuras tropicales donde se desarrolla la cultura ranchera. A la entrada de la pampa llanera, Villavicencio destaca por su dinamismo cultural, que sigue estando un tanto desconocido por los turistas, lo que le convierte en un lugar privilegiado para disfrutar de auténticos intercambios humanos. No muy acogedora en un primer momento, la ciudad semi-industrial es un lugar de encuentro imprescindible para los amantes de la música y la cultura llanera. Cada año, en San Valentín, se celebra el Villavo Love Festival, poniendo en escena a los grupos ascendentes de la música colombiana.
La tradición de los vaqueros lo obliga, la ciudad acoge también el festival llanero de escala nacional. Cada año asisten a estos deportes fetiche de los vaqueros colombianos: rodeos, encierros de vaquillas y el famoso coleo, una especie de rodeo colombiano en el que los jinetes tienen que acercarse a los toros para darles la vuelta por la cola. Para los aficionados, deben saber que el campeonato del mundo de este deporte regional se celebra todos los años al final del año. En verano, tienen lugar encuentros internacionales de joropo, bailes tradicionales de los Llanos colombianos y venezolanos, que harán las delicias de los bailarines de todas partes.
La vida nocturna de Villavicencio se desarrolla principalmente en la calle, ya sea que vayamos a la gran Plaza de los Libertadores, dominada por la iglesia del Divino Niño, o que prefiramos ir al más íntimo Parque de los Periodistas. Durante todo el día y hasta la noche, las plazas se encuentran llenas de una multitud diversa venida a practicar diábolo, bailar, tomar un aperitivo, o simplemente a conversar. Los numerosos restaurantes improvisados en las aceras harán las delicias de los amantes de la comida, para acompañar con un delicioso zumo de lulo.
Para alejarnos de la agitación de la ciudad un tanto bulliciosa, nada mejor que alquilar un jeep o una moto para recorrer los alrededores salvajes de Villavicencio. Si los conoces bien o te informas, los alrededores cuentan con cascadas, valles exuberantes y puentes colgantes que atraviesan esta selva cálida y húmeda.