Encontré Epidauro muy interesante. Lo más impresionante es el teatro. Es un teatro muy grande, bien conservado, y con una acústica excepcional. Cuando alguien habla o susurra sobre el escenario, el público puede escucharlo perfectamente, incluso los que están sentados en las gradas más altas. Muchos visitantes recitan textos o poemas para comprobar la buena acústica por sí mismos. Hay también asientos de honor en la primera fila, con doseles. Me gustaría hacer otro viaje a Grecia para asistir a una de las obras que aún se representan regularmente.
También hay un pequeño museo. En su interior se exponen instrumentos médicos: es muy interesante. Epidauro tuvo su auge en la la época de Asclepio, una divinidad que curaba enfermedades. Este sitio acogía a numerosos médicos que trataban a gente venida de toda Grecia.
Los antiguos griegos recorrían largas distancias para llegar hasta el santuario, conocido por ofrecer curaciones milagrosas. En Epidauro siguen existiendo importantes vestigios de la época y considero que entre los más importantes se encuentra el teatro. Me he quedado muy impresionado por las dimensiones del teatro y su estado de conservación. No verás ninguno más bonito durante tu visita por Grecia.
Está situado en un marco excepcional y ofrece unas vistas impresionantes de las colinas de pinos de los alrededores. Es inmenso. Tiene 55 filas y puede acoger a 14 000 personas aproximadamente. Además, me ha gustado el resto del sitio: el templo de Asclepio (un dios egipcio), el estadio y el tholos. Todo ello es muy interesante, aunque es menos monumental que el teatro. También merece la pena visitar el museo, que alberga ofrendas votivas y estelas que vaticinan las maravillas de los tratamientos curativos de Epidauro.