Se trata de un yacimiento arqueológico de visita obligada durante tu viaje a Grecia. Micenas es una ciudad que fue fundada por la civilización micénica, por lo que es muy diferente a otros yacimientos como Delfos u Olimpia, que son de origen heleno. El acceso al sitio se hace a través de una carretera zigzagueante rodeada de viñedos.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999, Micenas es un lugar asombroso, a pesar del mal estado de conservación en el que se encuentran las ruinas. A través de su historia y de los restos arqueológicos, la magia de este sitio te transportará a otra época. Sin embargo, personalmente tuve que hacer un gran esfuerzo para imaginar en mi cabeza cómo debía de ser Micenas en su apogeo. Este magnífico lugar seducirá a los apasionados de la historia y la arqueología. Sin embargo, en caso de lluvia, te recomiendo que evites ir... En mi caso, este hecho deslució bastante la visita.
A primera vista, el sitio parece algo deprimente, porque las ruinas están en una colina árida. El Acrocorinto domina el sitio desde la cima de esta colina. Gracias a un buen guía, entendí enseguida la riqueza de esta ciudad antigua. Tras pagar la entrada, descubrí la puerta de las leonas de Micenas. Estas no tienen cabeza pero presiden la entrada al Acrópolis.
Ya en las ruinas, la tumba de Agamenón, que fue rey de Micenas está muy bien conservada. Las ruinas del templo de Apolo y el ágora también son impresionantes. Me sorprendió también ver el "bema", donde el apóstol San Pablo habría predicado. En resumen, es un sitio que se ha visto influenciado por diferentes religiones, y no podemos dejar de visitarlo durante un viaje a Grecia.
La visita a la cisterna no es imprescindible, pero además de ser un sitio fresco, no deja de ser interesante descubrir cómo funcionaba.