Del taxi colectivo a la carreta de cebús
Después de una corta estancia en la ciudad de Morondava, es hora de ir a explorar más a fondo esta región de Madagascar y descubrir la vida cotidiana de los habitantes de esta parte de la isla. Mientras recopilaba información sobre la zona, descubrí un pequeño pueblo no muy lejos de la Avenida de los Baobabs que acoge una asociación de turismo solidario
El punto de encuentro con el guía del poblado es al pie de los baobabs de la famosa avenida. Para llegar al pueblo de Mangily, nos montamos en un carro tirado por cebús que nos lleva a través de pequeños caminos, hierba alta, arbustos y campos de yuca.
De camino, vi un árbol de forma muy curiosa. Es un "Baobab amoureux" El tronco del árbol se divide después de su base y se enrosca sobre sí mismo, dando la impresión de dos árboles baobab que se abrazan. La imagen es sorprendente; vale la pena parar para hacer algunas fotos.
El centro "donde los extranjeros son bienvenidos"
Después de 2 horas de viaje en carro, llegamos a la aldea de Mangily, que está escondida entre los arbustos al lado del manglar. El pueblo se compone de unas cuantas chozas. Cerca, el pescado recién capturado se sala y se pone a secar sobre estructuras de madera.
La ABM (Asociación Bélgica-Madagascar) ha desarrollado junto a la ONG malgache SARAGNA el centro Tsaravahiny en el corazón de la aldea. Gracias al ecoturismo, el centro de acogida a viajeros participa en el desarrollo de Mangily creando creación de empleos y por tanto ingresos para los locales.
Te puedes quedar en uno de los cinco bungalows, en una de las cuatro pequeñas casas o en el albergue dormitorio. Hay duchas solares que se calientan durante todo el día: la temperatura del agua es perfecta. El restaurante del centro sirve deliciosos platos de cangrejo, pescado o pollo, hechos por las cocineras de la aldea. Por la noche refresca y el ambiente ofrece todas las condiciones para un sueño reparador.
Vida cotidiana en el pueblo
En el pueblo hay muchas actividades para hacer, que permiten comprender cómo es la vida diaria del pueblo y de sus gentes. La pesca del cangrejo es una de ellas: es una actividad importante y fuente de ingresos para las familias de Mangily, La habilidad de las mujeres para atar las pinzas de los cangrejos abrazaderas es impresionante.
Las mujeres del pueblo también destacan en el arte de la cestería, que se puede aprender de ellas. La producción se vende en los mercados de Morondava.
Con la compañía de un guía, podrás explorar los alrededores del pueblo y si sales pronto por la mañana, verás a los lémures sifaka, de pelaje blanco, empezar el día tranquilamente en las ramas de los árboles. Alrededor de la aldea hay tumbas Vezo y Sakalava. El guía explicará la importancia de los ritos funerarios de estos dos grupos étnicos de la zona. En resumen, un viane aquí es garantía de descubrimientos y encuentros interesantes.
