La ascensión hasta aquí se ha convertido en un negocio para el turismo en Tanzania. Pero también es una experiencia única. Aproximadamente el 55% de los excursionistas llegan a la cumbre del Uhuru Peak, también llamado Kibo. Este porcentaje es un poco más de la mitad de los que llegan a ver el gran panel verde que anuncia los 5.895 m del Monte Kilimanjaro.
Aquí es donde viví las emociones más fuertes de mi viaje. A unos cientos de metros de la llegada, se me caían las lágrimas. Azotado por un viento helado, pero impulsado por la euforia, terminé muy despacio, poniendo un pie delante del otro. Tu guía te animará a admirar el gran cráter del volcán, que quedará a tu derecha. A pocos metros, a tu izquierda, verás que el gran glaciar ha perdido su inmensidad. Pero aún así, no deja de impresionar. Aunque no rodea el cono por completo, como se ve en algunas fotos, sigue erigiéndose orgulloso como un viejo sabio masai. Si hace buen tiempo, la salida del sol sobre la inmensidad de las llanuras será uno de los espectáculos más bonitos que habrás visto en tu vida.