Es un sitio natural precioso, un cañón grandioso con unos restos humanos impresionantes. Allí, la falla de erosión de la meseta de Anatolia no se transformó en chimeneas de hadas, sino en un cañón monolítico y vertical, hundido en la meseta. Son paredes de más de 100 metros de media a cada lado del río Melendiz.
El valle de Peristrema está especialmente resguardado y es de difícil acceso, sin escaleras talladas en la roca ni pasadizos secretos. Allí fueron a refugiarse los cristianos del Máshrek en el siglo VII durante la conquista árabe, mientras que Capadocia seguía siendo una tierra bizantina y cristiana. Entonces, crearon iglesias y pueblos trogloditas en la misma roca. Hoy en día quedan dos complejos bastante bien conservados. Con sus agujeros atravesando las paredes, algunas de ellas inaccesibles, son fascinantes: ¿cómo llegaban hasta allí aquellos hombres y mujeres?
El complejo de Ilhara es el mejor conservado, con una fachada de iglesia esculpida y frescos rupestres en las salas interiores. El de Belisirma también es fascinante por su fachada, que prácticamente parece un templo griego.