Me ha gustado mucho esta ciudad, su ambiente fresco y las 1001 cosas que se pueden hacer allí. ¡La increíble ciudadela dominada por la gran estatua de la Madre Patria, los numerosos edificios religiosos, los lugares culturales y, sobre todo, la deliciosa gastronomía!
Me quedé cinco días en la capital. Considero que es el tiempo ideal para impregnarte de la atmósfera de la ciudad, un destino perfecto para un fin de semana largo.
Cuando me paseaba por la ciudad, me encontré un edificio que me sorprendió por su arquitectura. Un pequeño teatro de marionetas en el que se hacía una representación nocturna sobre la batalla de Stalingrado, un espectáculo subtitulado en inglés. El lugar se llama Rezo Gabriadze Marionette Theater y la programación está disponible en internet. ¡Una gran idea para una inmersión cultural inigualable!
Por último, un lugar religioso ineludible en un viaje a Tiflis y una de las iglesias más grandes de la región del Cáucaso es la catedral de la Santísima Trinidad. Georgia es un país ortodoxo y por eso las mujeres deben cubrirse el pelo con un velo y llevar faldas largas para poder entrar en las iglesias.
¡Cómo me gustó pasear por la capital de Georgia! Tiflis lo tiene todo a su favor: unas callecitas adoquinadas, unos puentes iluminados que cruzan el río, el parlamento que destaca en la ladera de la colina y las estatuas de bronce repartidas por la ciudad que parecen proceder de lejanas leyendas.
Sobre todo me gustó subir a lo alto del castillo de Narikala y escalar las murallas que dominan Tiflis, ofreciendo unas vistas magníficas de mi ciudad preferida del Cáucaso: la plaza de los baños y sus numerosas cúpulas de ladrillo, los mosaicos azules de los baños Orbeliani y el casco antiguo con sus casas. Si, durante un viaje por Georgia, visitas la capital, tómate tu tiempo para recorrerla caminando. El sitio se presta a dar paseos por la ciudad y por las alturas, rodeadas de naturaleza.
Como la mayoría de las capitales de los países vecinos, Tiflis es una mezcla explosiva entre lo nuevo y lo antiguo, entre tradición y modernidad, entre riqueza y pobreza, todo ello en un entorno fuera de lo común. Lo primero que recuerdo de Tiflis es su fortaleza, dominando la ciudad y dando la bienvenida, así como las iglesias milenarias sobresaliendo del paisaje urbano, situadas en las colinas de la ciudad,
Las calles de la capital tienen unos bonitos edificios de arquitectura tradicional bastante decrépitos, con balcones y techos de tejas rojas, en sus verdes avenidas. Por la noche, las terrazas se abarrotan de jóvenes modernos y la ciudad se anima con un ambiente alegre y distendido. Por todas estas razones, por esta amalgama de influencias, estilos arquitectónicos y gente, te recomiendo encarecidamente que te quedes varios días en Tiflis durante tu viaje por Georgia.
Seamos claros: me encanta Tiflis. Quizá te resulte extraño, porque esta ciudad no es muy conocida en el extranjero e incluso tiene mala fama. Sin embargo, esta ciudad es realmente fascinante por su arquitectura tradicional (compuesta de corredores suspendidos de madera o hierro forjado e iglesias con un estilo muy particular), su dinamismo, el lugar en el que se encuentra la ciudad y su ecumenismo.
En todos mis viajes por Georgia me he quedado varios días en Tiflis, donde siempre he disfrutado y nunca me he aburrido. Las visitas ineludibles que aparecen en todas las guías turísticas son la ciudad vieja, la fortaleza de Narikala, la avenida Rustaveli, la catedral de la Santísima Trinidad, etc. No obstante, solo serás capaz de apreciar y saborear el verdadero espíritu de la ciudad perdiéndote por sus calles y callejas. Otro punto fuerte de Tiflis es que se trata de la capital de la gastronomía georgiana. ¡Por eso debes aprovechar tu estancia en la ciudad para ponerte morado!