Para mí, descubrir la India implica pasar de la cacofonía de las ciudades al silencio de los templos, de los pueblos remotos ala naturaleza más salvaje. Por eso mismo la Isla Elefanta fue para mí una verdadera bocanada de aire fresco durante mi escala en Bombay. La capital económica de la India es apasionante, pero no podía decirle que no a una escapada cultural en plena naturaleza. ¡Sobre todo si para llegar allí hay que salir desde la famosa Puerta de la India!
Primero, cruzas la puerta con la melena al viento. Y después hay que sudar un poco para llegar desde el dique hasta la entrada de la gruta. Te aseguro que no es peligroso. Una vez allí, deberás avanzar un poco más y girar a la derecha. Y ahí lo tienes. La primera gruta hechizada. Ganesh, Parvati, Ardhanarisvara... Hay muchos. Y Shiva, el autoritario, con un nagá en la mano (que da bastante miedo). Las Grutas de Elefanta son fabulosas y las vistas desde las terrazas son tan asombrosas que querrás quedarte un rato...