He pasado una semanita muy agradable enmi viaje por Nepal, en Dhulikhel, y me ha parecido una buena forma de combinar el sosiego, la cultura y el descubrimiento de la cordillera del Himalaya. Sentí que estaba de verdad en Nepal.
En especial me gustó la visita al templo de Shiva con una atmósfera totalmente atemporal. Conocí a una especie de mago/gurú muy emocionado que estuvo encantado de contarme su vida durante al menos 2 horas.
El lugar es también un magnífico punto de partida para realizar algunas pequeñas excursiones por el campo, yo fui hasta Namo Boudha y la torre. Me pareció bueno poder hacer caminatas "razonables", más cortas y que me permitieron conversar con la gente por el camino.
Sin embargo, los mejores momentos los pasé durante los tranquilos y plácidos atardeceres. Me quedé sorprendido al acostumbrarme al ritmo de vida nepalí, cena a las 18.00 y en la cama a las 20.00, muy adecuado en Dhulikhel.