Desde Chiang Mai, dirígete a Mae Hong Son, perdido entre montañas, en lo más profundo de la región más salvaje del norte de Tailandia. Me decidí a hacer el famoso tour que va rodeando la región y pasa por varios pueblos de montaña. Allí, las costumbres y tradiciones parecen aún más vivos que en otros sitios.
Mae Hong Son está totalmente enclavado entre montañas y hay unas vistas magníficas del entorno. Todo es muy verde y tupido y el pueblo desprende un encanto relajante.
Algunos vienen solo por ver a las famosas mujeres jirafa. Personalmente, me niego, porque he oído que es una práctica muy dolorosa que, en gran parte, tiene continuidad porque los turistas dejan dinero. En vez de eso, fui a ver los templos del lago y me crucé con monjes jóvenes, que deambulaban por las calles para exigir su pitanza.
Di un rodeo para pasar por el mercado y ver un poco de artesanía local y las frutas y verduras que se venden por la región. Al parecer, el mercado nocturno también está bien surtido, pero no me dio tiempo a pasar por allí. Ya casi era la hora de irse, rumbo a Doi Inthanon, para seguir con el programa.
Un poco decepcionado por el aspecto excesivamente turístico del recorrido desde Chiang Mai, llegué a Mae Hong Son con la esperanza de encontrar lo que había echado en falta Chiang Mai. La primera sorpresa agradable: Mae Hong Son es una ciudad muy tranquila situada en torno a un bonito lago. Es el mejor lugar para hacer una parada relajante.
Durante el día, no puedes perderte los numerosos monasterios birmanos y subir a la cima de una colina para contemplar las vistas. Por la noche, te aconsejo dar una vuelta por el mercado nocturno. Las luces de la ciudad y los templos se reflejan en el lago; es absolutamente magnífico.
En cuanto a las excursiones por las montañas circundantes, podrás ir de pueblo en pueblo al encuentro de los Karen, los Meo, los Lahu, los Lisu y hasta las mujeres jirafa. Un detalle sobre estas últimas: Hay que destacar que no son tailandesas, sino birmanas. Son refugiadas que huyeron del régimen dictatorial de su país. No viven en los puebos, sino en campos de refugiados donde se les prohíbe a cultivar la tierra. Por un lado, la visita puede parecer malsana, pero por otra, la bonanza turística es su única fuente de ingresos. Cuando estuve allí, no me sentí cómodo. Aunque traté de mentalizarme de que la llegada de turistas es indispensable para su supervivencia. Un auténtico problema de conciencia durante un viaje por Tailandia...
Para los aficionados a la aventura, Mae Hong Son es una etapa imprescindible en el famoso «Mae Hong Son loop» durante un periplo por el norte de Tailandia. Saliendo de Chiang Mai, este itinerario constituye la ocasión soñada de salir de los lugares turísticos e ir a conocer a la población autóctona.
Esta pequeña ciudad de aspecto tranquilo respira vida, sobre todo si tienes la suerte de llegar durante la entronización de un joven monje, cuando todo el mundo es bienvenido para participar de la fiesta. La ceremonia se desarrolla en varios días, con música y percusiones provenientes del templo de la ciudad y un cortejo en las calles que llega hasta la cumbre de la colina donde se levanta otro templo. Desde allí se disfruta de unas bonitas vistas sobre los alrededores.
El mercado de noche permite degustar los platos típicos, muy inspirados por la cultura birmana. Para los amantes del bienestar, hay un centro de masaje a unos kilómetros de la ciudad que ofrece masajes y tratamientos de barro. También puedes visitar grutas en los alrededores que se han transformado en templos. Tendrás que buscar porque no están necesariamente bien indicados.