
Así, de primeras, parece imposible nombrar un solo nombre de un vietnamita famoso. Pensamos en el mundo del deporte, de los medios de comunicación o de la cultura y no se nos ocurre nada. Los hay, claro que sí, pero su fama no ha alcanzado nuestros hogares. Hay que estrujarse un poco los sesos para ver que el nombre del célebre Hồ Chí Minh nos suena de algo, pero ahí queda la cosa.
Seguramente los apasionados de la historia de Vietnam sean capaces de nombrar a los diversos emperadores que gobernaron hace más de un milenio. Si te parece mucha tela, intenta quedarte solo con los nombres de las principales dinastías. Seguro que impresionas a tus amigos cuando vuelvas del viaje a Vietnam y cites sin pestañear los nombres de Ngô, Dinh, Lê, Ly, Hô, Nguyen o incluso Tay So'n. Si ves que tu audiencia no está especializada en el campo, cualquier otra onomatopeya debería hacer el mismo efecto.
Ya en serio, te puedes leer La tierra de los olvidos o The Zenith: A Novel de la autora Du'o'ng Thu Hu'o'ng.
A los cinéfilos les pueden interesar realizadores como Ngô Quang Hai, que fue nominado en la gala de los Oscar de 2007 por su película La historia de Pao. Trân Anh Hung realizó una famosa obra maestra: El olor de la papaya verde. Otra de sus películas, Cyclo resultó premiada en el festival de Venecia. Otro gran realizador y otra gran película: Tres estaciones, de Tony Bui.
El vietnamita más famoso de todos los tiempos, cuyo nombre sirvió para rebautizar Saigón, apodado cariñosamente "tío Hô", no podría ser otro que Hồ Chí Minh. Fue el primer presidente de la República Socialista de Vietnam y se le considera el padre fundador de la nación. Hasta su muerte en 1969, siempre quiso vivir de forma sencilla y sin muchos lujos. En Hanói todavía se pueden visitar las dos habitaciones pequeñas que ocupaba frente a un estanque, entre árboles centenarios. El que proclamara la independencia del país el 2 de septiembre de 1945 había expresado su voluntad de que sus cenizas se enterraran debajo de un árbol, en lo alto de una colina, en las tres principales regiones de Vietnam. Sin embargo, el signo de reunificación que expresó no fue respetado. En vez de eso, una hilera silenciosa e ininterrumpida de personas pasa cada pocos segundos a rendir homenaje a sus restos mortales, colocados en un ataúd transparente, dentro de un mausoleo descomunal.