En pleno centro de Sri Lanka, el pueblo de Habarana ha comprendido cómo sacar beneficios del maná turístico. Al igual que el resto, yo también me di un paseo a lomos de un elefante y me empapé bajo una lluvia tropical torrencial, sobre todo cada vez que pasábamos por debajo de la vegetación, también tropical. Tengo que admitir que es divertido, pero no tiene más.
En cambio, me gustó mucho un paseo en barco que hice por el lago. Luego llegué a una cabaña en la que aprendí a preparar una comida típica de Sri Lanka, en la que rallé nuez de coco, mezclé especias y cociné diferentes tipos de pan fino. Además, tuve el placer de poder compartir la comida con la mujer que me había enseñado a hacerla y el de poder hacerlo de nuevo en mi casa para mi gente, como recuerdo de mi estancia en Sri Lanka.