La llegada al pie de la roca, enorme en mitad de esta planicie relativamente llana, es una hermosa visión. El lugar es una obra maestra del ingenio frente a la paranoia de su creador, que buscaba protegerse a sí mismo y a su reino. Ingenio, porque en ella se pueden ver los vestigios de todo el sistema creado para transportar el agua hasta la parte superior.
Me fascinaron los frescos tan bien conservados que hay en una escarpada zona del muro, aunque me pregunto cómo se las arreglaron para llegar hasta allí. La última parte de la visita comienza al pie de las famosas patas del león que da su nombre a la roca, ya que Sigiriya también se conoce como Roca del León. Desde allí, hay que subir una serie de empinadas escaleras, ¡aunque menuda recompensa nos espera en la cima! ¡La magnífica vista de 360 grados sobre toda la planicie merece la pena sudar un poco!
Por mi parte, no me limité a visitar la roca y me fui a pasear por los pueblos que rodean Sigiriya en busca de la población local, ¡siempre sonriente y hospitalaria!
En tu viaje por Sri Lanka no te puedes perder la roca de Sigiriya : una incongruencia geológica; un cubo de lava erosionado.
Cuando te vas acercando, atraviesas los jardines reales y algunas ruinas antes de empezar la subida. Subir tantos peldaños se convierte en un placer cuando están decorados con frescos preciosos de damas, ninfas o concubinas del rey Kassapa. Aquellos frescos tan espléndidos me dejaron estupefacta. Todavía hoy me pregunto cómo pudieron pintarlas en un sitio así.
Aunque pasé un poco de vértigo, conseguí llegar hasta lo alto de la roca. Desde arriba, el paisaje es espectacular. Me quedé mucho rato admirando las vistas panorámicas de 360° sobre el verde de Sri Lanka, las ruinas del monasterio y su reserva de agua. Tuve que quitarme el sombrero ante los genios que construyeron allí.
Es de lo que no te lo puedes perder durante una estancia en Sri Lanka, aunque Sigiriya está muy frecuentada y la entrada es bien cara (20 euros). La imagen del peñón, que parece surgir de la nada, impresionaría a cualquiera. Te aconsejo empezar a subir muy temprano, antes de que el calor apriete y esté lleno de gente. Cuando llegué a lo alto de la roca, la panorámica de la llanura me dejó sin habla. Es un paisaje increíble, con la naturaleza casi intacta, que se extiende hasta perderse de vista.
¡Cuidado con los guías y relaciones públicas que frecuentan la zona! Una simple mano para ayudarte a subir puede convertirse en una visita guiada forzosa y jamás gratuita. Si quieres más información sobre la roca de Sigiriya, puedes echarle un vistazo a mi diario de viaje.
Más allá del aspecto histórico, los alrededores de Sigiriya son una pasada para pasear y hacer excursiones por bosques frondosos. Consulta las opciones con un guía local.