
Durante tu viaje a Vietnam, comprobarás lo importante que es la religión en la vida cotidiana de sus habitantes. En este gran mosaico de religiones, hay una que es única, singulary muy fascinante, el caodismo.
Si en tu recorrido por el sur del país durante tu viaje a Vietnam, pasas por la ciudad de Tay Ninh, detente sin dudar porque descubrirás una de las religiones más increíbles del mundo.
Creada en los años 20 por Ngô Vân Chiêu, el caodismo es una especie de mezcla de todas las grandes religiones del planeta. Tiene algo del cristianismo, del budismo, del confucianismo, del taoísmo y, finalmente, algo del islam. Mezclando los mejores principios de estas grandes religiones es como nació el caodismo.
En cuanto a la parte más mística y extraña de toda la historia, Ngo Chieu Vân invitó a sus seguidores a practicar sesiones de espiritismo. Así, los fieles veneraban a Victor Hugo, Juana de Arco, Descartes, Pasteur, Shakespeare y Lenin, con quienes entraban en contacto regularmente.
Todos los días, al mediodía, dirigiéndote al gran teplo de Tay Ninh, tendrás la oportunidad de asistir a una misa. No te puedes perder este gran edificio, que se parece a un castillo de princesa de los dibujos animados de Walt Disney. El interior es también muy kitsch, con estatuas de Buda, de Confucio, de Jesús y de Lao-Tseu, dragones rodeando las grandes columnas y una gran bola azul ornamentada con el ojo divino. La mezcla de colores es de lo más llamativa.
Para asistir a la misa, lo mejor es subir al piso superior para no interrumpir la ceremonia. Desde arriba, tendrás una vista perfecta para comprobar que este rito está altamente codificado. Cada persona tiene su lugar y sus hábitos son de diferentes colores. Por ejemplo, verás que las mujeres se sitúan al fondo, a la izquierda, mientras que los hombres se colocan a la derecha y visten de blanco inmaculado. Hay músicos que acompañan a las oraciones. Los dignatarios llevan colores diferentes, dependiendo de su filiación ideológica. Rojo para los confucionistas, azul para los taoístas y amarillo para los budistas.
Por lo demás, es difícil entender algo de lo que sucede, pero asistir a las oraciones es absolutamente fascinante.