Svartifoss es una cascada emblemática del parque de Skaftafell. Tiene unos 25 metros de altura, pero su forma de órganos basálticos es lo que la hace única. La ruta que lleva hasta ella es fácil y se puede hacer con niños. Sin embargo, ten cuidado si llueve, porque los escalones pueden resbalar.
Cerca del camino discurren algunas cascaditas. También podrás ver un conjunto de 2 o 3 granjas antiguas con el techo de turba, sin uso desde hace tiempo pero con mucho encanto.
Si sigues el camino que hay después de la cascada, podrás verla desde lejos, entre el verdor, y contemplar unas preciosas vistas del valle. Durante el descenso, las vistas del glaciar merecen mucho la pena. Así te darás cuenta de la inmensidad de las extensiones desérticas, con los campos de lava a lo lejos.