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Las dunas del desierto del Sahara son uno de sus escenarios más sugerentes. Mediante un recorrido por el desierto de Marruecos, los viajeros disponen de muchas alternativas para experimentar el contacto con la naturaleza de este destino. Tiene la ventaja de que es muy sencillo llegar desde las principales ciudades del país, está repleto de lugares de interés, grandes oasis y permite, además, conocer la cultura de los pueblos nómadas. Es una ocasión única para caminar por las dunas, contemplar sus atardeceres y conocer otras culturas.
Realizar un viaje al desierto de Marruecos es una experiencia que debe programarse, al menos, una vez en la vida. Presenta diferentes paisajes, como oasis, dunas muy onduladas, pantanos y lagos salados. Se trata de una excelente oportunidad para aprovechar tu viaje a Marruecos. La experiencia de los agentes locales hispanohablantes seleccionados por Evaneos son de gran utilidad para la planificación de esta aventura.
Es el más árido de todos, aunque está muy cerca de uno de los núcleos urbanos más importantes como es Marrakech. Es el indicado para realizar excursiones muy cortas y de pocos días, en donde es más que recomendable la visita al Valle del Draa.
Se tarda algo más de diez horas para atravesarlo, por lo que es muy aconsejable, tras el recorrido, dormir en una jaima de un campamento. Desde este destino es posible realizar excursiones por la zona y una de las más habituales es la visita al oasis de Safsaf.
Su principal característica es que es un desierto de piedra sin dunas y que aporta una abundante oferta de campamentos con jaimas. Ubicado a los pies de los Atlas, cuenta con la posibilidad de practicar actividades náuticas en el pantano de Lalla Takerkoust o subir a sus colinas en modernos quads.
Es el punto de inicio para conocer la cultura bereber y se distingue de otros porque es el desierto cálido más grande del mundo, ya que cubre la mayor parte de África del Norte. En tu visita por el desierto de Marruecos puedes aprovechar también para visitar las Gargantas del Todra, uno de los mayores desfiladeros en la subcordillera llamada Alto Atlas.
La mejor estación para aprovechar el desierto de Marruecos es la primavera, debido a que sus temperaturas son menos extremas. Mientras que en los meses entre abril y noviembre es cuando se producen menos lluvias y tormentas.
Hay algunos complementos que no deben faltar en la bolsa de viaje al desierto de Marruecos: gafas de sol, protector solar y agua, sobre todo en los meses de verano. No es necesario llevar adaptadores para los enchufes debido a que son los mismos que en la Unión Europea.
La mejor época del año para ir a Marruecos es la primavera o el otoño, cuando las temperaturas son más agradables. En verano, las temperaturas pueden ser sofocantes y el invierno no resalta tanto los encantos de Marruecos, sobre todo porque puede llover en el norte. Si soportas bien el calor o si vas a la montaña, también puedes considerar ir entre mayo y septiembre.