
En Gansu podrás disfrutar de la belleza de la naturaleza y la arquitectura. Además, descubrirás una gran concentración de minorías étnicas, un símbolo de la gran riqueza cultural de la región.
Esta estrecha provincia de China, limitada por la meseta de Mongolia al norte y el Tíbet al sur, te encantará. En su extremo oeste cuenta con uno de los tramos más importantes de la Ruta de la seda. Además, es el lugar donde acaba la Gran Muralla.
Lo primero que debes visitar es la ciudad de Lanzhou, la capital de la provincia. Es cierto que la ciudad está muy industrializada y por tanto hay mucha contaminación, pero no te preocupes, no tendrás que permanecer en ella demasiado tiempo. Sin embargo, es un punto de partida ideal para tomar rumbo al Tíbet, a Sichuan o a Xinjiang. También podrás admirar algunos bonitos paisajes, conformados por el río Amarillo, que atraviesa la parte este de la ciudad, y las montañas de sus alrededores.
No podemos olvidarnos de Tianshui y Dunhuang, las otras dos ciudades de mayor importancia de la provincia. Albergan un gran número de grutas budistas. A mí me gustaron mucho, aunque solo fuera por su imagen desde el exterior. Ubicadas en una colina circular, contienen numerosas estatuas de arcilla y pinturas murales.
Por último, me veo en la obligación de prohibirte abandonar esta provincia sin haber degustado antes algunas de las especialidades gastronómicas locales.Los fideos con carne (lamian) son absolutamente deliciosos. ¡Su popularidad es tal que los establecimientos donde se ofertan son conocidos como los McDonald’s de Lanzhou!s.
Lanzhou es la ciudad que mejor conozco de la región de Gansu. En mi opinión, sus templos y parques merecen por sí solos la visita. Se trata de lugares muy hermosos y representativos de una época en la que se consagraban años a la construcción de lo que sería el patrimonio del mañana.
Hubo un lugar que sencillamente me enamoró: el precioso Templo de la Nube Blanca, ubicado en las faldas de una de las colinas de la ribera del río Amarillo. Este antiguo escenario de ópera, construido durante la dinastía Qing, ha sido convenientemente restaurado. Los amantes de la meditación quedarán absortos y desearán pasar horas en él.
Te aconsejo que dediques varios días a la visita de esta ciudad. Si quieres disfrutar de unas vistas asombrosas de la parte norte de la ciudad, debes ir a la Montaña de la Pagoda Blanca. Este lugar es una pequeña joya y es perfecto para admirar la ciudad de Lanzhou a vista de pájaro. El puente que comunica la ciudad con la montaña es todo un símbolo de la ciudad. Los diferentes edificios de alrededor son un claro testimonio de la diversidad cultural de la región y los paisajes desde arriba son impresionantes. Esta pagoda de 7 plantas y 17 metros de altura se diferencia del resto por su blancura y su particular arquitectura.
Los amantes de la naturaleza deben visitar el Parque Lanshan. En él podrás admirar la ciudad y los antiguos templos desde las alturas.