Se asienta sobre los acantilados, a orillas del río Mengdong. Se accede por una carretera serpenteante y, nada más llegar, te embriaga el encanto de sus casas antiguas, habitadas mayoritariamente por indígenas de la minoría Tujia.
En Furonzhen es como si el tiempo estuviera congelado. Los niños chapotean en el río mientras las mujeres lavan la ropa. Parece el decorado de una película antigua. Ha inspirado a muchos realizadores chinos. Por ejemplo, la aclamada película Ciudad de Hibisco (Fu Rong Zhen), se rodó allí en los años ochenta.
La carretera que une Furonzhen y Zhangjiajie es espectacular: ochenta kilómetros de montes, valles y bosques. Y ya que vas a Zhangjiajie, no te pierdas el parque de Wulingyuan. La Unesco lo declaró patrimonio mundial de la humanidad por sus paisajes impresionantes. Te encantarán sus cascadas, sus cuevas y, sobre todo, las rocas en picado, que se elevan decenas de metros hacia el cielo como si fueran flechas. ¡Una maravilla de la naturaleza!