
Si, durante tu viaje por Tanzania, tus aventuras te llevan camino hacia al oeste, es muy probable que llegues hasta Kigoma. Fue aquí, a orillas del lago Tanganica donde se pronunció la famosa frase «El Doctor Livingstone, supongo».
Situada al oeste del país, a orillas del gran lago Tanganica, Kigoma solo resulta accesible para aquellos a quienes no les importa demasiado pasar muchas horas de trayecto en autocar.
La verdadera animación de Kigoma está en las escenas de la vida cotidiana. Los mercados están llenos de color, son muy típicos y auténticos: en ellos encontrarás todos los productos locales clásicos, con sus correspondientes olores. La llegada dos veces por semana del tren procedente de Dodoma, o del famoso barco de transporte más viejo del mundo, el Papa Liemba, que navega sobre las aguas del lago Tanganica, produce siempre una preciosa agitación, dando lugar a un fascinante espectáculo.
Aparte de esto, los principales atractivos de Kigoma se encuentran más bien en sus alrededores. Por ejemplo, tendrás la opción de visitar el Parque Nacional del Río Gombe para ver los chimpancés.
Pero si Kigoma se ha convertido en un lugar famoso de Tanzania, es debido sobre todo a un famoso encuentro que tuvo lugar en 1871. Para encontrar el lugar exacto donde aconteció este hecho histórico, es necesario desplazarse a 10 km de allí, a orillas del lago Tanganica, en la pequeña ciudad de Ujiji. Aquí fue donde Stanley, quitándose el sombrero, pronunció la ya archiconocida frase: «El doctor Livingstone, supongo? Doctor, estoy agradecido a Dios de poder estrechar vuestra mano». A lo cual, Livingston, quitándose asimismo el sombrero, respondió: «Y yo le agradezco a Dios el estar aquí para poder recibiros».
Saliendo desde Dar es-Salam, al este, en la costa del océano Índico, desde la capital Dodoma o incluso desde Arusha, el trayecto puede parecer absolutamente interminable. No es raro que este largo viaje se transforme en una auténtica aventura.
Los apasionados del ferrocarril podrán montar en tren aquí. Hay dos trenes que salen cada semana desde la capital, Dodoma: el viaje se hace de noche. A bordo de este modo de transporte, la aventura puede incluso convertirse en epopeya. El problema es que se sabe más o menos la hora a la cual se sale, pero nunca a la que se llega.
Si no cuentas con demasiado tiempo o no quieres pasarte todo el día viajando, o si lo que buscas es un mínimo de confort, el medio ideal para viajar es el avión.