
Una de las regiones más bonitas del país, ideal para visitar en vehículos de dos ruedas.
Irse de Delhi en moto es como salir del infierno para ir al paraíso. De hecho, el tráfico en la ciudad y sus alrededores es especialmente peligroso y violento. Cuando llegas a los contrafuertes del Himalaya, es un placer ir en moto por las pequeñas carreteras que apenas se frecuentan y en las que los paisajes te dejan sin aliento.
Al hacer un viaje por la India, lo normal es que la primera etapa del viaje después de Delhi sea la ciudad santa e increíble de Haridwar, seguida por Rishikesh, que está a las orillas del Ganges. Desde ahí, es posible e incluso se recomienda subir hasta las verdaderas fuentes del Ganges, en los pueblos santos que rodean Devprayag.
Por todo el camino, podrás observar pequeños templos hindúes en los que a menudo se hospedan sadhus, ascetas que se pasan el día rezando y que te invitarán con una sonrisa a fumar chillum (pipas indias) con ellos.
Una vez que hayas pasado por los pinares de los contrafuertes del Himalaya y las fuentes del Ganges, un poco más al norte te encontrarás con las montañas de verdad. ¡Ya estás en el Himalaya! Sus montañas espectaculares, sus cumbres de más de 5.000 metros y sus magníficos monasterios encaramados.
El primer valle del sureste es el de Sangla, al que se puede llegar tras recorrer todo un camino bastante sinuoso en un valle rodeado por montañas. Al final, tendrás la sensación de estar en los confines del mundo, con un paisaje increíble ante tus ojos, como si se tratase de una postal viva.
Cuando hayas dejado Sangla, ve en dirección al norte para llegar al valle más desértico y árido: el Spiti. Sus cumbres son muy altas y solo se puede acceder a ellas durante algunos meses del año, ya que incluso en verano puede haber túneles de nieve. Cuidado con el hielo resbaladizo.
De vuelta al valle, cuando viajes por India, puedes pasar unos días en la encantadora ciudad de Manali, un lugar en el que podrás descansar de las dificultades sufridas en Himachal Pradesh, en el valle Spiti y en Sangla.
En él te cruzarás con un sinfín de viajeros de todo el mundo, especialmente en las casas de acogida que hay en la ciudad. Los restaurantes tibetanos tienen una comida excelente, así que pásate por ellos y prueba las especialidades: momos y diferentes platos rellenos de carne, verduras y queso.
Para los más intrépidos, la ruta del norte de Manali lleva hasta Ladhak, una de las regiones más bellas del Himalaya. Este camino es bastante complicado, ya que las etapas y las estaciones para repostar son prácticamente inexistentes.
No obstante, es una ruta magnífica que te guiará a una región extraordinaria y que merece la pena visitar, especialmente en bicicleta. Y no te pierdas la experiencia de ir en moto de Ladhak hasta el monasterio de Lamayuru. El camino es espectacular. Por desgracia, esta ruta solo está abierta durante el verano, desde finales de junio hasta finales de agosto.