El mercado, construido en 1926 por los británicos, es un buen ejemplo de arquitectura colonial. Inicialmente era conocido como el Scott Market, aunque más adelante se le cambió el nombre a Bogyoke, en honor al general Aung San, alias Bogyoke, un héroe nacional de la independencia.
Yo estuve paseando dos horas sin cansarme, y es que el mercado Bogyoke es inmensamente grande. Es increíble la variedad de productos y puestos que hay. Turistas y lugareños acuden al mercado por igual. Comida, bebida, antigüedades, instrumentos musicales, joyas, piedras preciosas… ¡Se te van los ojos detrás! Allí fue donde descubrí la gastronomía y la artesanía birmana al llegar, y también donde hice las últimas compras antes de irme. Es el sitio perfecto para encontrar recuerdos y regalos para familia y amigos. La historia es, aunque sea desde la distancia, que puedan también descubrir Birmania.