Como durante todo el viaje a Birmania, es divertido usar medios de transporte poco comunes, como el romántico y anticuado coche de caballos rosa y verde (bueno, el mío era de esos colores). No dudes en ir en camioneta colectiva (2 horas y cuarto desde Mandalay, con parada incluida para la refrigeración del motor en la fuente de agua) y tomar el tren para dar media vuelta o visitar Hsipaw.
Me tomé mi tiempo para visitar el templo chino. Casi lo parecía. También vi a los tonkineses abriendo pipas de calabaza con tijeras. Tenía cierto aire a barrio chino, en los confines de Birmania.
A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra U Naung Gu, una gruta con budas iluminada con neones, hortera a más no poder. Podrás ir fácilmente en taxi colectivo o en bicicleta, si te atreves.
Pyin Oo Lwin es muy distinta a las demás ciudades que visitarás durante tu viaje por Birmania. Es una ciudad calmada y tranquila, al margen del tiempo y el espacio.
Allí hace fresco, los perros duermen la siesta a todas horas bajo los grandes árboles que hay junto a las carreteras abolladas, mientras las pequeñas calesas recorren la ciudad. El ambiente es, por así decirlo, "inglés". El pasado colonial está muy presente, aunque hoy en día las grandes viviendas de la época estén ocupadas sobre todo por chinos e indios adinerados.
En Pyin OO Lwin, pude relajarme, disfrutar del tiempo más fresco, pasearme por el barrio de los jardines y tomar unos cafés deliciosos. Exacto: la ciudad es conocida por su café, pero también por sus fresas, sus flores y sus jerseys.