
El conocido "Estado Natural" de Australia cuenta con no menos de 17 parques nacionales entre sus activos. Así queda más que resuelta la cuestión de qué bonitas rutas se pueden hacer en Tasmania para llenar la mente de hermosos paisajes.
Una de las maravillas de Tasmania sigue siendo, sin duda, la suntuosa bahía de Wineglass, que se encuentra entre las mejores playas del mundo. Localizada en la península de Freycinet, esta bahía tiene la forma perfecta de una media luna. Sus aguas turquesas contrastan con las arenas blancas y finas, que nada tienen que envidiar a cualquier isla exótica.
Una ruta de dos horas desde la entrada al Parque Nacional de Freycinet os permitirá llegar hasta la Bahía de Wineglass. Una marcha fácil que se inicia ascendiendo una escarpada colina, y que atraviesa los picos Hazard hasta llegar a un paisaje rocoso. A partir de ahí, haced un descanso y coged la botella: es el lugar perfecto para disfrutar de una copa de vino mientras admiráis la magnífica vista de la bahía. Vuestra caminata termina descendiendo hacia la playa y dando un pequeño salto al agua. Incluso podéis dormir allí, ya que hay una zona dispuesta a tal efecto para los campistas.
Esta ruta forma parte de la Freycinet Experience Walk, que se realiza acompañados de un guía, durante cuatro días y a lo largo de entre 30 y 37 kilómetros, en función del itinerario elegido. Se organiza durante el verano, que va desde noviembre hasta finales de abril. Aviso para los más valientes...
El Parque Nacional del Lago Saint Clair Cradle Mountain es, probablemente, la quintaesencia del senderismo en Tasmania. Ubicado en una zona de exhuberante vegetación, uno se siente como en otro mundo, a miles de kilómetros de la ajetreada vida urbana. Este parque nacional, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, atrae cada año a muchos senderistas noveles y experimentados. Es aquí donde cerca de 8 000 senderistas aceleran el paso hacia Overland Track, la ruta de trekking más conocida de Australia. Sus 65 kilómetros de pistas os permitirán llegar hasta el corazón de las montañas y de la vida salvaje, durante 6 días.
Apenas despunta el sol por las cimas de Cradle Mountain, que ya los primeros senderistas están de camino hacia Marions Lookout, la primera etapa de una larga ruta. Durante vuestro periplo, tendréis tiempo más que suficiente para explorar los pequeños desvíos como el del legendario Cradle Mountain (subida que puede igualmente realizarse en sólo un día) y el Monte Ossa, y también para hacer pausas y relajar las piernas. Tomaos el tiempo de admirar las praderas, los bosques, los lagos y los arroyos. Llenad vuestros pulmones al máximo de oxígeno. Mirad bien adónde camináis. La serpiente tigre nunca está lejos: aunque muy tímida, también se la considera una de las serpientes más peligrosas en Australia. En cualquier parte del camino os podéis encontrar wombats, zarigüeyas y pademelones, o más raramente, el demonio de Tasmania, que ya prácticamente está desaparecido.
Liffey Falls, cataratas al norte de Tasmania, a una hora de camino de Launceston, son un pequeño remanso de paz. Una ruta por senderos naturales en Liffey Falls donde podréis hacer un picnic y descansar.
Se ofrecen varias excursiones a los visitantes: una de ida y vuelta de 40 minutos hasta el río Liffey, otra de tres horas hasta la carretera del Golfo, e incluso la ruta Liffey River Track, que dura sólo 90 minutos. ¡Extremadamente fácil en comparación a Overland Treck! Alzad vuestra vista y sacad la cámara para captar las bonitas cascadas, la flora encantadora y las hermosas vistas del pico de Drys Bluff. Prestad también mucha atención a la "banda sonora", ya que durante vuestra caminata podréis oír el canto de las petroicas encarnadas y del los pericos de Tasmania.
¡Atención! Si tenéis prevista una ruta de mayor duración en días, no dudéis en gastar algo en contratar un guía y en equiparos bien para ello. No veréis en ello sino que sólo ventajas durante vuestra estancia en Tasmania.