Georgia es un destino de gran calidad: es a la vez discreta y alejada del turismo de masas, y posee una gran belleza y una enorme diversidad paisajística en un territorio reducido. Cuenta con los picos montañosos del Cáucaso, los valles del vino, una costa subtropical en el mar Negro, llanuras elevadas y semidesérticas...
Georgia ofrece los atractivos de una cultura antigua y original, que ha dejado un inmenso legado. Iglesias medievales encaramadas a sitios imposibles, fortalezas de aspecto oriental, termas, pueblos auténticos... Sin hablar de Tbilissi, la encantadora capital, agitada, rica en arte e historia, con decenas de iglesias, mezquitas, museos, baños de azufre y atractivas casas adornadas con típicos balcones que permiten disfrutar del clima meridional y del relajado estilo georgiano.
Aquellos que visiten Georgia caerán fácilmente seducidos por la hospitalidad de sus habitantes, que no es para nada un mito. Amantes del vino, del baile y de los cantos polifónicos, poseedores de una cocina deliciosa, los georgianos saben cómo dar una bienvenida. Saben compartir amigablemente sus tradiciones, como sus banquetes, que sus anfitriones consideran sagrados.
En las rutas del país podrás bañarte en el mar Negro en el puerto de Batumi, pasear por el casco antiguo de Sighnaghi, con aires de la Toscana, o quedarte maravillado frente a los tesoros de la capital espiritual Mtskheta. Puedes ir a correr por las tierras altas de pastores de Tusheti, subir a las torres defensivas de Ushguli, por las elevadas montañas de Svaneti, caminar por las remotas aldeas de Khevsourtia... Hacer una excursión por el exuberante parque de Bordjomi-Kharagauli, participar en la vendimia en Kajeti o degustar los paisajes de la estepa de Vachlovani. O bien puedes evadirte de todo en las impresionantes cuevas de Vardzia, Uplistsikhe y David Garedja