Parsma goza de una ubicación ideal, asentado en una colina que sobresale del valle de Pirikiti, y es dominada a su vez por las elevadas montañas. La silueta de sus torres defensivas que se extiende por esta cresta, es una de las más características del valle.
Aconsejo:
Deja la ribera del río, súbete por las rocas y deambula entre estas extrañas torres. Vale la pena subirse a ellas pues ofrecen fantásticas vistas del valle.
Mi opinión
Más que un auténtico pueblo, Parsma es un sitio histórico y arqueológico. Con sus torres defensivas repartidas por las rocas que dominan el río, Parsma es uno de esos sitios sobrecogedores de los que el Cáucaso posee el secreto. Una pintura, una fotografía, una litografía, la armnía de la piedra en estado bruto, y las piedras utilizadas por el hombre, todo esto es lo que nos hace recordar Parsma.
Con unos cuantos apriscos ocupados en verano, el pueblo de la actualidad está casi vacío de habitantes, lo que acentúa la impresión de solemnidad que se percibe al recorrer el lugar que domina el corazón de Pirikiti. En otro tiempo fue un bastión importante para detener las incursiones chechenas.
La pradera que se encuentra bajo el pueblo, en el otro lado del Alazani, produce quesos cremosos, que fueron la materia prima de mis tentempiés, cuando me encontraba en Parsma y subía por el valle desde Tchecho. Luego encontré la torre más alta, e imaginándome el lugar poblado de terribles guerreros que protegían el resto de Pirikiti, di buena cuenta de mi botin con gran satisfacción.
