Mi primer descubrimiento del valle de Alazani, durante un luminoso día de enero, lo hice desde la hermosa ciudad de Sighaghi, encaramada en las colinas, desde donde se obtienen unas vistas alucinantes de estas llanuras vinícolas así como de las montañas nevadas que aparecen al frente.
El río Alazani encarna la identidad de Kakheti mejor que ningún otro elemento de la zona. Este tumultuoso río desciende desde el Gran Cáucaso serpenteando entre los campos de guijarros que lo drenan y crean en su lecho un paisaje semiárido muy oriental. En su ribera izquierda, la cordillera de Daghestan impone el ambiente montañoso en el paisaje. En la ribera derecha, la cadena de Gombori ofrece unas laderas soleadas de las viñas de Kakheti que producen los mejores vinos georgianos con unas cincuenta variedades locales.
Tienes que explorar todo el valle que está repleto de lugares históricos y arqueológicos, fortalezas, iglesias y monasterios medievales. La fortaleza de Gremi, la catedral de Alaverdi, el monasterio de Nekressi o el de Chua Mta son lugares imprescindibles en el país, salidos directamente de la civilización de este río tan preciado por sus habitantes.