Descubrir un país con un rico patrimonio cultural
Ir a Portugal es, también, descubrir un país con un patrimonio único. No dejes de ir a Porto o a Lisboa, dos ciudades cargadas de historia. Sin embargo, no te contentes con estas visitas, todo el país es magnífico.
Asistir a una corrida sin que se mate al toro
Si no conoces más que la corrida de toros clásica como la que se practica en España, en la que la muerte del toro siempre te ha asqueado, vete entonces a ver una "tourada". El espectáculo es igual de impresionante y no se mata al toro en la arena de la plaza.
Encontrar una población acogedora
No es una leyenda, los portugueses son increíblemente acogedores. Muy abiertos a la discusión, siempre encontrarás alguien que hable español. ¡Muy de agradecer cuando tú mismo no hablas una palabra de portugués pero quieres conocer gente!
Disfrutar de una costa soleada
Los 800 kilómetros de costa atlántica son una llamada irresistible. No lamentarás haberte dejado tentar por una de las numerosas y hermosas playas portuguesas. Cálido en verano, suave el resto del año, el clima es ideal. Atención, sin embargo, ¡el agua puede estar fría!
Escuchar un verdadero fado
Paséate al azar por las callejas del barrio de la Alfama en Lisboa. Empuja la puerta de un pequeño bar, acomódate en el mostrador con los portugueses y déjate llevar por el ritmo melancólico de un auténtico fado.
Probar una cocina deliciosa
Durante tu
viaje por Portugal, tendrás la ocasión de dejar salir tu lado epicúreo. No hagas caso de los clichés, eso de que solo vas a comer bacalao (incluso si es absolutamente imprescindible probarlo),
el país posee numerosas especialidades variadas y deliciosas. Portugal produce también muy buenos vinos, como el Oporto, elevado con razón al rango de mito mundial.