Las olas y los fuertes vientos de Sagres hacen de esta ciudad un lugar imprescindible para los amantes del surf. Es, pues, el momento de probar aquí. Como yo, no abandones, las primeras horas son difíciles. La playa de Castelejo es particularmente apreciada por los aficionados al surf. Algunas playas ofrecen la posibilidad de alquilar los equipos de surf pero también de buceo.
No dudes en incluir el cabo San Vicente en tu circuito por Portugal, está solo a algunos kilómetros de Sagres. En el extremo suroeste de Europa, la inmensidad del océano da la impresión de ser el fin del mundo. Muy al contrario, no te des la vuelta porque detrás de ti, los coches y autobuses de turistas te recuerdan que no estás ahí solo. Los escarpados acantilados hacen que el lugar sea absolutamente magnífico.
Recorrí toda la costa sur del Algarve en coche, y calificaría Sagres como etapa imprescindible, en una palabra, un soplo de aire fresco.
Acantilados y más acantilados de colores dorados, ¡hundiéndose en aguas de un intenso azul! Esta imagen te ofrece la región de Sagres, una costa contrastada y salvaje. Sagres es un pueblecito de pescadores con casas blancas. Se trata de un rincón solitario, un pequeño paraíso cuya punta es la más occidental de toda Europa. Sagres es un lugar tranquilo alejado del turismo de masas: la Meca de los surfistas. Aunque este pueblo resulta agradable, no está entre los más pintorescos de Portugal: hallarás uno más auténtico a solo 7 minutos en coche, en tierras del interior, llamado Vila do bispo, lugar ideal para los románticos.
Beliche, Tonel, Cordoama, Zavial, Barranco: estos nombres quizá no te digan nada, pero para los surfistas venidos del mundo entero se trata de dos famosos puntos cercanos a Sagres. Aquí tu única preocupación ha de ser escoger la ola que más te convenga, sobre un agua muy fresca. Cuando visité este lugar, a mediados de abril, las playas se encontraban desiertas salvo la de Tonel, estupenda y de rocas rojas. Dejamos la furgoneta en una zona de aparcamiento arenosa y gratuita en Mareta, con vistas al mar. Todos los días salíamos a descubrir distintos rincones de la zona con nuestras tablas de surf bajo el brazo. Me cautivó la belleza de este paisaje: Cordoama con sus acantilados grises y afilados, y su arena rosada; también Punta Ruiva, un lugar oculto entre acantilados negros, situado al final de un camino de tierra.
Si no te apasiona el surf, siempre podrás ir de crucero para ver delfines o salir de excursión. Hay recorridos muy bonitos por los alrededores de Sagres, como el que hice por el borde de la costa. Se empieza por la playa de Zavial hasta llegar a la de Barranco. También puedes visitar la fortaleza de Sagres y su capilla (itinerario de 2 kilómetros) o hacer piernas con el recorrido que va hasta el faro del Cabo de San Vicente (a 7 km de Sagres). ¡Te encontrarás en el fin del mundo!