Inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO, Sintraaparenta ser una burbuja de aire fresco a las puertas de Lisboa.
Durante mi viaje por Portugal fui a pasar un día ahí. Desde la pequeña estación se puede ir a lo alto de la colina en taxi o incluso en tuk-tuk (motocicleta de tres ruedas). Si el clima lo permite, te aconsejo el paseo a pie para ver, poco a poco, aparecer las magníficas villas y los suntuosos palacios. Algunos están ocultos por la vegetación, otros se aferran con valentía a la ladera de la colina. Si no es preciso visitar más que uno, ese es el Palacio Nacional de Sintra. El Palacio de Regaleira vale también el desvío.
En resumen, una visita a Sintra queda como un buen recuerdo gracias a la arquitectura sorprendente de sus palacios.
Sintra se encuentra a algunos minutos de Lisboa en tren. Una vez que has llegado, podrás descubrir esta ciudad declarada patrimonio mundial de la Unesco, pero sobre todo: ¡sus palacios! Al que es más fáci acceder es el palacio de la Regaleria o Quinta da Regaleria Estate situado en el centro histórico de Sintra. Su arquitectura, sus piedras blancas, sus jardines, sus estatuas y otras esculturas, y sus esquinas y rincones aportan un aspecto secreto y romántico al lugar. Adoró los pozos iniciáticos y los numeros juegos de perspectivas posibles para los fans de las fotografías.
Llegar al Palacio da Pena y su parque es más complicado porque se encuentran en las alturas de la ciudad. Afortunadamente hay autobuses que te permiten llegar hasta allí fácil y rápidamente. Este palacio se caracteriza por su eclecticismo arquitectural y sus colores vivos visibles desde lejos.
Para mi gran pena, no puede visitar estos dos palacios durante mi estancia en Portugal pues sólo había previsto una tarde en esta ciudad. ¡Gran error! Hay tantas cosas para ver. ¡Sintra merece bien una jornada entera, incluso más!
Sintra reina entre tierra y mar aferrada a una geología accidentada con la que la ciudad tuvo que pactar para construir sus innumerables palacios, callejas empinadas, parques abundantes, fortalezas e iglesias. Uno se pregunta cómo es posible que una ciudad tan pequeña pueda acoger tantas maravillas históricas a cada cual más grandilocuente, más colorida y más visitada.
Pero, de hecho, es verdad que Sintra no me convenció completamentedurante mi estancia en Portugal, la presencia de semejante cantidad de turistas hace que el lugar esté a veces al límite de lo soportable y hace que, por desgracia, los hermosos edificios de color pastel se parezcan más a un Eurodisney kitsch que a una importante ciudad histórica portuguesa. Por lo tanto, un consejo, vete fuera de temporada o en todo caso por la mañana temprano.