Nazaré parece una ciudad de postal con su inmensa lengua de arena blanca que se extiende frente al océano azul y su pequeño puerto de pesca con casas blancas enclavadas en impresionantes acantilados rocosos. Naturalemente, el inconveniente de un entorno así es que en verano es difícil encontrar un metro cuadrado libre en la playa o colocar la toalla.
A pesar de este flujo de visitantes, guardó un recuerdo muy agradable de Nazaré, de sus numerosos restaurantes de pescado fresco y de son funicular que te lleva 110 metros por encima de las olas, hacia el promontorio que desvela una vista mágica sobre toda la bahía.
Para acabar debes saber que Nazaré representa uno de los mejores spots de surf de toda Europa y cuenta con numerosos records de tamaño de las olas. Un destino imprescindible en Portugal.
Este es sin duda el puerto pesquero más conocido de todo Portugal, con tantos viejos barcos tradicionales como arrastreros modernos. Las mujeres todavía visten a veces con el traje típico de esta región de Portugal, compuesto por siete faldas.
Me encanta pasear por la ciudad vieja de Nazaré, con sus encantadoras callejuelas, donde los adoquines son gruesos cantos rodados del océano, con sus pequeñas casas pintadas de color blanco y sus tejados ocres.
Pero la ciudad es sobre todo conocida internacionalmente por el cañón de Nazaré, cañón submarino mar adentro frente a la costa, que es un lugar para la práctica del surf muy famoso en el que se pueden formar olas gigantescas. Eso lo convierte en un lugar donde se registran las olas más grandes que jamás se hayan montado.
Nada más llegar a Nazaré, sólo me apetecía una cosa: disfrutar de su increíble playa y del océano, sus salientes lo convierten en un uno de los spots de surf más frecuentados de los alrededores. Una vez satisfecha esta necesidad, en compañía de muchos turistas llegados en familia, con amigos o en pareja, me tomé un tiempo para descubrir la ciudad, algo de lo que no me arrepiento. Un bello paseo durante un viaje a Portugal.
La ciudad baja, formada con callejuelas blancas rectilíneas, es la más reciente, sólo está ocupada desde el siglo XIX, antes estuvo sumergida por las aguas. Te cruzarás con viejos pescadores y señoras mayores con el traje tradicional, lo que contribuye a su encanto. En uno de sus numerosos restaurantes, probé un revitalizan açorda de marisco (sopa de marisco).
Después seguí descubriendo Nazaré tomando, al norte de la ciudad baja, el "elevador" (funicular" de finales del siglo XIX que lleva hasta la ciudad alta, la ciudad antigua donde se instaló la población, ¡110 metros sobre el nivel de las olas! Desde el Promotorio do Sitio, la vista es extraordinaria. ¡También merece la pene echar un vistazo a la capilla Hermida da Memoria y a la iglesia de Nossa Senhora!