Ubicado en el extremo del golfo de Siam, Camboya es un país fascinante. Seguramente te sentirás cautivado por la riqueza de los templos de Angkor o por la diversidad de los paisajes, pero tal vez sea el espíritu camboyano, tanto serio como alegre, el que más te conmoverá. Este pueblo expía su dolorosa historia, su juventud vivrante, y sonríe al mundo. El budismo Terravada da forma a la sociedad y guía el sentido de la vida, y el Mékong contnúa, imperturbable, alimentando en cada monzón al lago Tonlé Sap, cuna de la civilización jemer.
Desde tu llegada a Phnom Penh, descubrirás una capital de tamaño intermedio, dinámica y ruidosa. La herencia del protectorado francés todavía se hace notar a través de la arquitectura, como en el mercado central de estilo art decó, así como en la visita al palacio real, que permite introducirse en el baño. Un ambiente diferente, la visita al campo S-21 y al museo del genocidio, le propone al visitante un descenso al infierno de los jemeres rojos.
Detente en Kampong Thom, en la carretera de Siam Reap, para prepararte antes de explorar la gigantesca ciudad jemer de Angkor. Fotografía Angkor Vat en la puesta de sol, desde Phnom Bakheng, visita Bayon y Ta Phrom, además de Beng Mealea o Banteay Srei, templo dedicado a Shiva.
Hacia el oeste, ven a descubrir Battambang y la ONG Phare Ponleu Selpak que ayuda a los jóvenes a salir adelante con la cultura y el arte, escápate visitando Wat Bannan, un templo muy bien conservado. Da un paseo por la localidad de Sihanoukville o escoge la autenticidad de Kep y la famosa pimienta de Kampot.
Para disfrutar de un ambiente alejado del mundo, sin turistas, sumérgete en lo más profundo de Camboya y explora las regiones remotas y en plena mutación de Môndol Kiri y Ratanakiri ,descubre la aldea de Banlung donde te espera un enorme buda acostado, o las cascadas más hermosas del país en Bou Sraa... ¡Cuántas maravillas por descubrir!