
Tu prioridad será calentarte, así que seguramente inviertas en uno de sus famosos jerséis de lana, antes de dejarte tentar por las joyas y las especialidades culinarias del país.
Aunque te decepcione, en Islandia hace frío. De hecho, uno de los souvenirs típicos que podrás comprar es un jersey de lana islandesa hecho a mano. Muy grueso, protege eficazmente durante las temperaturas extremas. Suele estar decorado con motivos geométricos variados. También podrás comprar muchos productos de los famosos balnearios islandeses. Son 100 % naturales y de una extraña eficacia.
Por supuesto, comerás salmón durante todo tu viaje a Islandia. No dudes en llevarte un poco a casa para prolongar el viaje. También podrás comprar cordero ahumado y arenque para alegrarte las noches de invierno. En cuanto a la bebida, el licor de patata y el vodka islandés son imprescindibles. ¡Ofrécelos cuando vuelvas! Yo personalmente preferí comprar uno de sus ralladores de queso. Atención, no es un rallador cualquiera. Todo islandés que se precie tiene uno. Esta maravilla permite conseguir lonchas de queso finísimas con una textura consistente. Créeme, tu desayuno clásico se verá transformado.
Si te han gustado los conciertos de los viernes por la noche en los bares de Reikiavik (que se puede ver en un día)tráete un CD de música islandesa a casa. Ya se trate de folclore o de pop-rock, la música del país natal de Björk es excelente. En cuanto a los regalos, tendrás que decidir entre llaveros, tazas islandesas y camisetas originales, algunas de ellas muy graciosas. Los irlandeses también fabrican preciosas joyas artesanales, a menudo con motivos inspirados en la historia de los vikingos. También podrás encontrar joyas elaboradas a partir de piedra volcánica.