El Vatnajökull es el glaciar más destacado de Europa y a la vez un inmenso parque nacional que desde 2011 engloba varios antiguos parques naturales.
Decir que me lo he recorrido sería una mentira descarada. El parque nacional Vatnajökull es muy extenso, pero he visitado varios sitios; el cañón del Ásbyrgi y las rutas alrededor de Skaftafell y de Lónsöræfi están entre mis mejores recuerdos.
Sus montañas de riolita, sus zonas geotérmicas y sus puntos pintorescos fuera de los caminos transitados lo convierten en una visita imprescindible para quienes estén dispuestos a hacer senderismo de forma independiente. No dudes en dejarte asesorar por el personal de los refugios o contacta con la Federación Nacional de Senderismo.
Por último, el volcán Bárðarbunga, del que tanto se habló en 2014, se encuentra también en el parque nacional.
Durante todos mis viajes a Islandia, el Parque Nacional de Vatnajokull es una etapa obligatoria donde me paro gustoso para poder admirar un paisaje único en el mundo.
Cuando voy en familia, no me suelo parar en el sitio principal situado a la entrada del parque, sino en otro camping que está unos cuatro kilómetros más allá (llegando desde el este), más tranquilo y menos frecuentado. Desde allí, es fácil acceder al glaciar (con un guía) o pasearse entre las ovejas.
Si decides pasar del glaciar (que es casi igual de grande que Córcega), de todas formas podrás hacer unas rutas preciosas, con bonitas cascadas, un viejo pueblo (Sal) y un desnivel poco agresivo: la excursión perfecta para los días de buen tiempo.
Si decides ir hasta allí, prepárate para encontrarte con un montón de gente: este lugar cada vez está más frecuentado e Islandia empieza a sufrir los problemas del turismo de masas.