Informaciones prácticas sobre Goðafoss

4 / 5 - 2 opiniones

Cómo ir

Aproximadamente a 50 km de Akureyri y a 50 km de Mývatn en coche o autobús

Cuándo viajar

De junio a septiembre

Duración mínima

Unas horas

Opiniones de viajeros sobre Goðafoss

Emmanuelle Bluman Gran viajero

195 opiniones en total

La «Catarata de los Dioses» se encuentra aproximadamente a mitad de camino entre Akureyri y el lago Mývatn y supone una parada imprescindible para quienes pasan por allí.

Aconsejo:

¡Que no se te olvide la cámara de fotos!

Mi opinión

Goðafoss o la Catarata de los Dioses es una increíble cascada de agua . No tiene mucha altura, pero sí una anchura extraordinaria, con la forma de una herradura casi perfecta.

Goðafoss es sin duda una de las cascadas más bellas del país y se encuentra justo al lado de la carretera. Así que, sea verano o sea invierno, se trata de una parada obligada para todos los que hacen la ruta entre Akureyri y Mývatn. Y más cuando, aparte de eso, no hay gran cosa que ver por los alrededores.

Desde la zona de aparcamiento, a lo largo de los acantilados, uno se va acercando poquito a poco hacia un espectáculo que se hace cada vez más y más grandioso. Yo estuve allí en invierno y me encontré con la asombrosa escena de la nieve cubriendo todo el paisaje ¡y algunas corrientes de agua congeladas por el frío!

Junto a la catarata, una casa sirve de gasolinera y de tienda. ¡Súper práctico!

Emmanuelle Bluman

Julie Olagnol Gran viajero

122 opiniones en total

Las cascadas de Godafoss, entre las más famosas de Islandia, están situadas en el norte del país.

Aconsejo:

En invierno, aparentemente están recubiertas de nieve y de hielo. De nuevo, ¡tendrás que alquilarte un coche!

Mi opinión

En Islandia, si te gustan las cascadas, tendrás muchas para elegir. En el sur, podrás ver las cataratas de Gullfoss cerca de Reikiavik. En el norte, están las cascadas de Godafoss y Dettifoss, no muy lejos del lago Myvatn, mi región preferida durante mi viaje por Islandia.

Pasé por allí en dos ocasiones. La primera vez fue con una especie de furgoneta que me llevó, junto con otros voluntarios, desde el aeropuerto hasta un fiordo del este del país, y la segunda durante un fin de semana largo por el norte.

Aunque las cascadas de Godafoss no fueron mi paisaje preferido de Islandia (porque se pueden ver cascadas en muchos países del mundo, pero no una Blue Lagoon o un glaciar al borde de la carretera), me impresionó el hecho de que aparecían como de la nada.