
Después de muchos años de gobierno de Silvio Berlusconi, Romano Monti, antiguo comisario europeo de Competencia, fue nombrado presidente del Consejo en noviembre de 2011, tras la dimisión de Berlusconi.
De 2012 a 2013, en un contexto de crisis económica, el gobierno Monti lanza profundas reformas (jubilación, mercado de trabajo, etc.). En abril de 2013, Enrico Letta sucede a Monti en el puesto de presidente del Consejo. Decididamente pro-europeo, participa en la renovación política italiana. Pero en un período de austeridad y crisis política, las nuevas medidas de austeridad son protestadas.
En febrero de 2014, E. Letta debe presentar su dimisión; le sucede entonces Matteo Renzi: secretario del partido demócrata y antiguo alcalde de Florencia. M. Renzi quiere ser un reformador: pone en marcha desde el comienzo de su mandato ambiciosas reformas que incluyen, sobre todo, una evolución del sector turístico en Italia.
El turismo es una actividad importante para la economía italiana y representa casi 75 mil millones de euros, cerca del 6% de la economía nacional. El turismo histórico es un elemento motor. Según las autoridades italianas, cerca del 85% de los turistas extranjeros que visitan Italia son atraídos, en primer lugar, por su oferta cultural. De ahí el objetivo de Matteo Renzi, primer ministro de Italia, de revalorizar el patrimonio artístico y cultural italiano.
Los retos son numerosos. Las riquezas históricas de Italia sufren numerosas contrariedades: contaminación, vandalismo, construcciones ilegales... Estos problemas ponen en peligro numerosos sitios clasificados por la UNESCO, incluidas las ruinas de la antigua Pompeya. El mantenimiento de los sitios patrimoniales representa un coste nada despreciable, sin contar con el impacto de las catástrofes naturales, como el terremoto de Aquila en 2009.
Para enfrentarse a estos retos, el ministro de Bienes y Actividades culturales y de Turismo, Dario Franceschini propone, especialmente, una mejor organización a nivel regional, una simplificación de las decisiones, mayor autonomía de los museos e incentivos fiscales para los mecenas extranjeros. Dos medidas se distinguen, sin embargo, en estas reformas: una política de restauración de Pompeya y el desarrollo de la tecnología digital.
Pompeya recibe cada año unos 2 millones de visitantes. Junto con el Coliseo de Roma, Pompeya es el sitio arqueológico más visitado de Italia. El gobierno de M. Renzi ha decidido continuar y ampliar la campaña de restauración del programa "Grande Progetto Pompei" (2012) financiado con una suma de 70 millones de euros por la Unión Europea y 30 millones por el Estado italiano. A día de hoy, solo uno de los cinco trabajos está terminado: la villa de los Misterios.
El fin del programa está previsto para diciembre 2015. Pero hay todavía dificultades, de las cuales una de las más importantes tiene que ver con la mafia napolitana, que opera a casi todos los niveles políticos, económicos y administrativos de la región: para hacerles frente, han sido desplegadas importantes medidas de seguridad por el director del programa, Giovanni Nistri.
Para el gobierno Renzi, la revalorización del turismo cultural pasa también por el desarrollo de la tecnología digital, en particular la creación del Lab (abril 2014). Este laboratorio del "turismo digital de los bienes culturales" intenta estimular la digitalización, la recogida de información y, finalmente, la comunicación entre los poderes públicos.
El Lab se organiza alrededor de tres grandes polos: el desarrollo del sector digital por parte de los actores públicos y privados del turismo a fin de aumentar su competitividad. Sigue la promoción de los servicios turísticos y culturales, así como de la artesanía. Y para terminar, la búsqueda de estándares en materia de integración de datos y procesos digitales en el turismo italiano. Estos polos funcionan con el modelo colaborativo: abierto a las propuestas y observaciones de los internautas.