Siena, moldeada en lo más profundo de su alma por su rivalidad con la otra metrópolis de la toscana, Florencia, es una ciudad de 50 000 habitantes que está profundamente marcada por su influencia gótica. Siena se extiende alrededor de la plaza central del Campo (que dibuja un extraño arco circular curvado) con calles medievales y sombrías en las que uno puede perderse fácilmente y descubrir maravillas arquitectónicas o religiosas que parecen surgir de la nada.
Los habitantes de Siena y de Florencia preguntan con frecuencia a sus visitantes qué ciudad prefieren. He de confesar que Siena me ha gustado más: su ambiente es más auténtico y menos turístico, y lo alrededores son absolutamente magníficos (en medio de una región vinícola). Sin lugar a dudas, Siena representa una de las ciudades que debes incluir obligatoriamente en tu itinerario por Italia.
Al igual que Florencia, Siena dispone de un prestigioso patrimonio cultural e histórico, que me gustó visitar durante mi viaje a Italia. Y en primer lugar la famosa Piazza del Campo, el centro de Siena. Es una plaza magnífica, inclinada con forma de concha. Me gustó caminar y sentarme en la terraza de un café, admirando el Palazzo Publico del siglo XIV, la Torre del Mangia, con un centenar de metros, y el pavimento de ladrillos rojos de la piazza del Campo.
Te aconsejo dirigirte despúes a la piazza del Duomo, ¡una joya arquitectónica! La catedral es imponente con sus arquitectura romanico-gótica. Me gustó su fachada de mármol con rayas verdes, rosas y blancas. El interior del Duomo es suntuoso con su enlosado de mármol que representa alegorías y escenas del Nuevo Testamento. Tómate tu tiempo para visitar la biblioteca del Duoma y contemplar los bellos frescos que esconde.