La capital de Ucrania, Kiev, ha vivido una historia muy larga y agitada. Disputada por el oeste y el este, por Europa y Rusia, de la que fue su primera capital, la ciudad, sin embargo, parece estar al margen de todo ello y contar con su propia cultura: orgullosa, independiente y libre. Esa identidad única hace de Kiev una capital especialmente atractiva, con unos habitantes cálidos y acogedores.
A pesar de los destrozos importantes que sufrió la ciudad en la primera mitad del siglo XX, siempre es un placer visitar Kiev, porque tiene un casco histórico magnífico con grandes avenidas, deslumbrantes iglesias y bonitos parques. Es una ciudad en la que personalmente me sentí muy a gusto, y, por supuesto, se la recomiendo a todos los que quieran visitar Ucrania.