Si quieres comprobar el impacto del desarrollo descontrolado de Azerbaiyán, en especial debido a las ganancias inesperadas del petróleo, entonces ven a Qabala. Para mí la ciudad carece de todo encanto, en ella no aparece practicamente ningún sitio histórico, aparte de una minúscula parte en el centro de la ciudad. Por el contrario, Qabala parece exhibir kilómetros y kilómetros cuadrados de construcciones desordenadas, sin estar necesariamente conectadas entre ellas, así como muchos parques de atracciones.
No es de extrañar que no haya tenido ganas de quedarme por allí. La impresión de poca autenticidad, añadido a los elevados precios de la zona, totalmente artificiales, me han empujado a marcharme de allí lo antes posible, mientras que la ciudad contrasta con la naturaleza de los alrededores que posee unas hermosas colinas verdes.