Viajar en silla de ruedas es un reto, y hacerlo a países poco accesibles como Albania, aún más.
Sin embargo, con ***, y con Megi en concreto, todo fue sencillo desde el primer momento. Habiendo dejado clara la falta de accesibilidad del país desde el primer momento, su trabajo, esfuerzo y paciencia, han permitido diseñar un recorrido que nos ha mostrado cómo es este fascinante país, dentro de las limitaciones que suponen ir en silla de ruedas.
Ha habido problemas de accesibilidad, sí, pero eran inevitables. Si se tiene una mente abierta, Albania en silla de ruedas es posible (aunque requiere una tracción eléctrica, ya que con una silla manual solo el esfuerzo puede llegar a ser agotador). Y desde luego, con***, ¡aún más!