Hay dos posibilidades para explorar la región del Distrito de Cayo en las mejores condiciones. La primera es pasar la noche directamente en la ciudad de San Ignacio, a orillas del río Macal, y la segunda es alojarte en una de las muchas cabañas perdidas en plena naturaleza, Como yo he he probado ambas opciones durante mis distintos viajes a Belice, creo que las dos tienen ventajas distintas. Alojarte cerca de la tranquila localidad de San Ignacio te facilitará la visita a los emplazamientos de Xunantunich y Cahal Pech, situados a algunos minutos de taxi. Sin embargo, las cabañas en plena naturaleza, aunque requieren un trayecto bastante largo por una pista a veces caótica, tienen mucho más encanto y te darán acceso a sitios mucho más apartados como Mountain Pine Ridge, Caracol, Actun Tunichil Muknal (ATM), Barton Creek Cave, etc. Por eso suelo elegir la segunda opción, a no ser que mis fechas de viaje coincidan con el día del mercado semanal de San Ignacio (los viernes).
Sin embargo, el evento de San Ignacio que más me gusta es, con diferencia, su carrera anual de canoas, la mítica «Ruta Maya Canoe Race». Patrocinada por la marca de cerveza nacional Belikin, esta competición es un auténtico orgullo local que atrae cada mes de marzo a cientos de concursantes. Los participantes se lanzan a remar en una carrera que va desde San Ignacio hasta el puente de Swing Bridge en la Ciudad de Belice.
Por último, el último consejo que te daría para aprovechar al máximo los alrededores es que te pares en la plantación de Maya Cacao, a la salida del pueblo de Santa Elena, junto a San Ignacio, y que pases de visitar el pueblo menonita de Spanish Lookout, que, en mi opinión, no tiene demasiado interés.
Para una mayor inmersión decidí pasar algunos días en la selva. Desde allí, salí hacia Barton Creek Outpost, donde pasé varios días en una tienda a orillas de un río. Si lo que buscas son más bien excursiones para pasar el día, hay un montón de opciones en las agencias turísticas. ¡Apunta bien!
Me encontré con varios personajes curiosos e interesantes. Desde ex-militares nortamericanos instalados allí desde hace varios años, hasta menonitas, pasando por mochileros que se habían quedado. La verdad es que San Ignacio es un refugio para los que quieren vivir de forma distinta.
En el mercado de San Ignacio tienes que probar los garnaches, una especialidad local. Es una pasta crujiente en forma de disco, aderezada con una salsa de frijoles, carne picada y queso: ¡una delicia!
Belice es un país diferenciado de América Central, no sólo por su mezcla cultural de los Mayas, descendencia europea y garifuna. También lo es por el uso del idioma inglés en mitad del resto de países hispanohablantes. San Ignacio es un concentrado de toda esa mestizaje cultural y particularidades. Su mercado colorido y animado es un placer para los aficionados, para conocerlo y descubrir las especificidades locales.
Si ya de por sí, la ciudad se merece una visita en sí misma, los alrededores son un auténtico tesoro para los viajeros. Ya sea explorando las ruinas mayas como las de Cahal Pech o El Pilar, o descubriendo las maravillas naturales se reserva el área de Cayo, es una base excelente para los amantes del ecoturismo o el turismo de aventura.
Todo está bien dispuesto para que el viaje a San Ignacio sea fácil, gracias a una variedad en ofertas de alojamiento. Pero hasta el momento, la ciudad conserva su carácter y esencia, y no está dedicada exclusivamente al turismo. Incluso 2 años después de nuestro viaje, aún perdura el recuerdo de todo lo conocido y descubierto allí.