Considerada como la puerta original de entrada de las poblaciones garifunas a Belice, Dangriga me gustó sobre todo por su mezcla cultural. Me encantó ver las influencias del Caribe, del mundo maya, de África e incluso de Asia, todo ello en un ambiente desenfadado que se movía al ritmo del dulce sonido de los yembés. Durante mi viaje por Belice opté por no pasar la noche en la propia Dangriga y alojarme mejor en una de las islas de enfrente, lo cual no me impidió poder ver su interesante museo de Gulisi dedicado a la cultura garifuna ni probar las imprescindibles salsas picantes de Marie Sharp.
Aun así, si volviera esta ciudad principal del distrito de Stann Creek, elegiría sin duda la fecha del 19 de noviembre para alojarme allí. Ese día se organiza una enorme fiesta en las calles en honor a la comunidad garifuna, un evento que sin duda vale la pena, aunque sea solo para iniciarse en la danza local del «junkanoo».